Nieuwendijk queda cautivado por un gato callejero que deambulaba con un tarro vacío de mantequilla de maní en la cabeza. Los habitantes del pueblo de Hoeksche Waard llevan casi una semana buscando “Pindapoes”, como ahora se llama cariñosamente al animal. Incluso después de ser capturado, el escapista logró escapar. Pero también hay buenas noticias.
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