Drenthe lucha contra los avispones: “Bijenkorf es para ellos como una tienda de patatas fritas”

“Casco, guantes gruesos y gafas de seguridad”, enumera Kruize los componentes de su equipo. “Porque también rocían veneno que puede acabar en los ojos”. La propia Kruize nunca ha sido picada, pero eso no se puede descartar. “Apenas están superando esta demanda. Aún no ha sucedido, así que simplemente llamen a la puerta”.

Luego, Kruize sube a su plataforma aérea y alcanza las alturas. Los avispones están listos para darle la bienvenida y pronto un enjambre zumba alrededor de su cabeza. Arranca del aire la mayor cantidad posible con una especie de aspiradora. Luego se utiliza la motosierra para cortar el nido del árbol.

Kruize lo coloca en un contenedor de plástico grande y regresa a la planta baja. “No, no me picaron, pero fue bastante duro. Debido al clima húmedo, muchos estaban en casa. Vinieron a recibirme un poco antes de lo habitual”, dice riendo.

El nido, una bola de color gris ceniza, tiene capacidad para entre 800 y 1.200 avispones, estima Broekman. La eliminación de este nido impide la formación de otros nuevos por parte de las reinas jóvenes. “Parar es difícil, controlar es una opción”, resume. “Estos animales son muy perjudiciales para la naturaleza y la biodiversidad. Comen todo lo que les viene a la boca: abejorros, mariposas, abejas. Para ellos, una colmena es prácticamente una tienda de patatas fritas”.

Pueden acabar con una colonia entera en poco tiempo. No es de extrañar que los apicultores prefieran deshacerse del avispón antes que enriquecerse.

El trabajo del equipo de investigación aún no ha terminado. También se han presentado informes en Lhee, Kerkenveld y De Wijk. Aún no se han descubierto las ubicaciones exactas.



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