Casi todos los visitantes vienen a Amsterdam-Zuidoost por ‘el nuevo estilo smartlap’. Los bajos potentes, coronados por colaboraciones con varios cantantes de folk, se han convertido en la marca registrada de Donnie en los últimos años. Pero solo después de unos quince minutos de su largo espectáculo, suena el primer lacrimógeno: ‘Bieber del pub’ con Mart Hoogkamer (cuyo micrófono solo se enciende a la mitad de la pista). El resto está esperando.
Y eso lleva mucho tiempo. Especialmente si resulta que el canciones antiguas del rapero de Amsterdam no resuenan en gran parte de la audiencia, pero tampoco parecen bien mezclados para una gran sala como Afas Live. ¿O son los ingenieros de sonido de turno? La enérgica música del productor Bas Bron (incluido De Jeugd van Today) debería sonar a todo volumen por los altavoces. Desafortunadamente, el bajo a menudo suena pantanoso y las melodías altas suelen estar muy lejos.
Lea también: Los antihéroes del hip-hop Donnie y Joost to Carré (2018)
Resultado: audiencia charlando y enormes colas frente a los bares en Afas Live. El carisma de Donnie le salva gran parte de la velada. Si olvida sus letras por un momento, se le ocurren raps inventados en el acto, estilos libres, que encajan perfectamente con el ritmo. Detrás de él hay una pared Febo a lo ancho del escenario con lámparas en los compartimentos. Cuando suena la discoteca, esa pared adquiere todos los colores del arcoíris. Cuando escuchamos una adaptación del mayor éxito de Frans Bauer, la luz verde parpadea. Lógico: “¿Tienes jonko (hierba, ed.) para mí? ¡Incluyendo un molinillo!”
Resulta ser el preludio de los últimos veinte minutos, en los que después de todo se crea un festín de canto. Frans Duijts, Willie Wartaal y René Froger vienen sucesivamente para reforzar a Donnie. La gente se abraza, la cerveza vuela por los aires y las llamadas telefónicas están en ‘rec’. De esta manera, todos obtienen una versión corta de la fiesta a la que vinieron.