Doble entrenamiento y rotación: el plan de Inzaghi para que Lautaro vuelva a lo más alto


El argentino aumenta las cargas y está listo para gestionar el trabajo: son días decisivos para mejorar su forma de cara al Estrella Roja y al Torino

Periodista

25 de septiembre – 09:41 – MILÁN

Si Lautaro se mete entre el decir y el hacer, entonces podemos confiar en él. Porque aquellas palabras dichas a última hora de la tarde del domingo, en un derbi que acababa de perder sin dejar huella, como lo hacía fácilmente hasta hace una temporada, no sólo estaban llenas de significado y espíritu de capitán, sino que eran sobre todo un spoiler. de lo que sucederá en los próximos episodios: “Con la cabeza gacha y pedaleando. Yo primero. Seré el primero en llegar a Appiano, para trabajar en silencio para ayudar al equipo. Trabajaré el doble porque somos el Inter y tenemos para subir el nivel”. He aquí, pues, el plan del Inter y su tótem: Toro quiere volver a ser él mismo en el menor tiempo posible y está dispuesto a todo para conseguirlo.

Extraordinario

Evidentemente a partir de la prórroga en Appiano. Al fin y al cabo, este año empezó así, con una llamada telefónica desde el otro lado del mundo para acercarse a su Inter, que estaba preocupado por la lesión muscular de Taremi a pocos días de su debut en el campeonato. Lautaro, recién campeón de Sudamérica con Argentina y con los pies todavía calientes tras los goles que le dieron la copa (incluido el decisivo en la final contra Colombia), había acortado sus vacaciones para acudir en ayuda de Inzaghi: era el 6. En agosto, el Inter necesitaba su presencia y de repente se materializó, como superhéroes de cómic. Dos meses y seis partidos después, la sola presencia no basta: el Inter también necesita sus goles y Lautaro lógicamente piensa lo mismo. Sabe muy bien que su falta de forma física – y en consecuencia de cara a portería – afecta al rendimiento de todo el grupo, lo admitió tras la derrota ante el Milán y por ello desarrolló un programa junto con Inzaghi y el cuerpo técnico para Recuperar terreno rápidamente: sus sesiones aumentarán, al igual que las horas que pasará en Pinetina. Todo el trabajo específico que realizará el argentino en estos días estará encaminado a acortar la distancia de condición. Primer objetivo, subir de nivel ya el sábado en Udine y romper el hielo volviendo a marcar. El resto vendrá solo: tras el viaje a Friuli, el Inter volverá a jugar un partido tras otro hasta el parón a mediados de octubre. Estrella Roja en la Liga de Campeones, luego Turín en el Campeonato, nuevamente en San Siro: Lautaro puede no jugarlos todos como titular. Bueno, aquí no se trata de “cuánto” sino de “cómo”. Y el delantero serial que ha sembrado goles por todas partes en el campeonato de la estrella es capaz de marcar la diferencia en cualquier contexto, por ejemplo marcando cuatro saliendo del banquillo como aquella noche en Salerno a finales de septiembre de 2023.

Disponibilidad

Y aquí llegamos a otro punto clave, porque la preparación que el número 10 nerazzurri ha planeado con su entrenador también puede implicar… paradas en boxes. Lo que significa mayor disponibilidad para la facturación y la gestión energética. En un momento tan delicado, saber medirse -y confiar en las elecciones de quienes le ven entrenar cada día, como Inzaghi- es tan fundamental como elegir la solución adecuada en el área rival. Quienes lo conocen saben muy bien que, si fuera por él, Lautaro siempre tomaría partido desde el principio, pero quienes frecuentan Appiano también saben igualmente que ese brazalete es un símbolo que Toro honra con un gran sentido de responsabilidad: Para él, el Inter está por delante de todo, incluido Lautaro. Con este espíritu, el argentino aceptó el banquillo de Manchester, en el debut más brillante imaginable en la Liga de Campeones, y del mismo modo aceptaría otras opciones similares de Inzaghi si sus piernas no volvieran a estar en su mejor momento. Porque Lautaro lo sabe: cada pincelada será sopesada con la máxima atención, para repintar la imagen del goleador del campeonato que arrastra a sus compañeros hacia nuevos éxitos. En esta historia no hay nada instintivo. Salvo ese instinto perdido que Lautaro espera reencontrar con el primer balón bueno que le llegue.





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