Las protestas de los aficionados al fútbol búlgaros contra el jefe de la federación, Borislav Mikhailov, provocaron disturbios en Sofía.
Durante el partido de clasificación para la Eurocopa contra Hungría (2-2), los aficionados que se encontraban fuera del estadio nacional arrojaron petardos, piedras y otros objetos a los agentes de policía.
La policía utilizó cañones de agua contra los fanáticos enojados. Por el momento no está claro cuántas personas resultaron heridas. La policía quiere proporcionar más información el viernes.
Debido a las protestas que se venían anunciando desde hacía días, el partido se jugó sin público. El centro de la ciudad de Sofía quedó completamente acordonado y, según información oficial, había 1.600 agentes de policía de guardia.