Es el primer lunes del mes. Las sirenas están siendo probadas. Un minuto y veintiséis segundos de aullido aterrador. Hace 61 años, durante la crisis de los misiles en Cuba, yo (9) caminaba a la tienda de conveniencia a las ocho de la mañana para comprar diez kilogramos de azúcar y diez kilogramos de harina en nombre de mi madre. Eso nos salvaría de una guerra nuclear.
Hoy me hago la pregunta: si una mañana de miércoles otoñal las sirenas siguen sonando, ¿sabemos realmente qué hacer?
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Una versión de este artículo también apareció en el periódico el 7 de septiembre de 2023.