La moneda, del tamaño de una moneda de diez centavos, fue encontrada en 1974 mientras trabajaba en un campo cerca de Ter Apel. El buscador se lo llevó rápidamente al joyero local, quien no sabía qué hacer con él. Refirió al hombre a su colega en Emmen. Le dio al campesino un broche a cambio de la moneda.
Marianne Bakker de Museum Collection Brands: “El joyero Emmer se puso en contacto con Jans Brands, el hombre que fundó nuestro museo con su colección. Jans le compró la moneda porque pensó que veía rasgos merovingios y romanos. Para obtener una respuesta definitiva, lo envió al Koninklijk Penningkabinet (el museo que se especializaba, entre otras cosas, en monedas, ed.)”. La investigación allí mostró que Jans efectivamente se había topado con algo muy raro; un solidus dorado del rey Dagoberto I, del siglo VII.
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