tuun profesional calificado y un mundo con poco interés en el mérito y las mujeres. Lo siento si existo!película dirigida por Riccardo Milani al aire esta noche en Raí 1 a las 21.25, parte de estos dos elementos para contar las grietas del sistema de trabajo. Tomado de un historia verdaderatiene como protagonista Paola Cortellesi, joven arquitecta luchando por que se reconozca su profesionalidad.
Lo siento si existo!la trama de la película
Serena Bruno (Cortellesi) nació y se crió en Amberes., un pequeño pueblo de los Abruzos de unos cientos de almas. Después de la licenciatura, conseguida brillantemente en Roma, se especializa en el extranjero. Moscú, Beijing, Dubai, Washington, hasta e incluyendo Londres. Trabajador serio e incansable, él dirige un sitio de construcción importante tras otro. Es respetada por sus compañeros y las satisfacciones no se hacen esperar.
Luego de unos años en la Ciudad gris y lluviosa, y luego de una serie de desastrosas experiencias sentimentales, comienza a sentirse la llamada de su tierra natal y decide volver a Italia. Una elección loca, para aquellos cercanos a ella, pero Serena está convencida de que la experiencia adquirida en otros lugares será su pase para conseguir el trabajo que se merece.
Aunque en Roma los comienzos no son idílicos. A pesar de ser políglota y profesional de indudable calibrellega a fin de mes realizando tres trabajos: diseñadora de interiores en una tienda, arquitecta y camarera en un restaurante. Aquí se encuentra Francesco (Raoul Bova)el dueño, con quien nace una profunda amistad.
Una amarga comedia de malentendidos
La rutina diaria de Serena resulta cada vez más agotadora, pero ella no se da por vencida. Empieza a tener algunas entrevistas, pero puntualmente a la hora de firmar el contrato, se le pide que firme su renuncia en blanco. Una estratagema que permite a la empresa despedirla sin consecuencias en caso de maternidad.
Cuando toda esperanza parece perdida, llega la propuesta de importante estudio de arquitectos. Sin embargo, para conseguir el trabajo, se ve obligada a hacerse pasar por asistente del arquitecto Bruno Serena. Luego, le pide ayuda a Francesco, quien se presta a continuar con la puesta en escena.
El objetivo de Serena es que se apruebe el llamado ‘kilómetro verde’, o un proyecto de remodelación en el suburbio de Corviale. Así comienza una comedia de malentendidosque llevará a todos los personajes a tomar una decisión necesaria para su futuro.
La verdadera historia de Guendalina Salimei
Lo siento si existo! es una película que fotografía bien las discrepancias del mundo laboral italianocon especial atención a la condición de la mujer. La pasión y la preparación chocan con machismo. El acceso a los cuartos de botones está reservado para hombres y las mujeres se ven obligadas a vivir en la sombra y no ver reconocidos sus méritos.
Paola Cortellesi demuestra su versatilidad, en un crescendo de emociones, que encuentran su cúspide cuando su Serena decide hacer oír su voz. A pesar de la drama del contextoi los tonos de la comedia nunca fallangracias a la alternancia de diferentes registros a lo que contribuyen algunos interesantes y divertidos trucos narrativos.
Basado en una historia realal que se refiere el personaje de Serena Bruno batalla de la arquitecta Guendalina Salimei. Quien regresó a Italia después de experiencias en el extranjero ganó el concurso para la remodelación del puerto de Nápoles y en 2009 ganó el concurso para la remodelación del Corviale, además de ser elegida para la Bienal de Arquitectura de Beijing.
El elenco también incluye a Lunetta Savino y Ennio Fantastichini.
Lunetta Savino interpreta a Michelala secretaria de confianza que, después de treinta años de honorable profesión, vive esperando el reconocimiento del jefe. Ennio Fantastichini es el Dr. Ripamontiel jefe de Michela, un arquitecto engreído, completamente desinteresado en potenciar sus propios recursos. Corrado Fortuna y cesson Bocci interpretados respectivamente por Pietro y Volponi, también arquitectos. El primero es tratado como un interno, invisible a los ojos del dueño; el segundo es consultado por Ripamonti solo para bromas fútiles.
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