Desde hace años, los operadores de restauración, los clientes y los comerciantes desean tener un baño público en el centro de Beverwijk. Al final llegó al Beverhof y el problema parecía resuelto. Desafortunadamente. El baño ya está ahí, pero la puerta lleva cerrada con llave durante meses.
Gran urgencia
En extrema necesidad, pero sin ningún lugar a quien acudir. Es la pesadilla de Monique de Reus, de 60 años. Ha sufrido el síndrome del intestino irritable (SII) durante más de 30 años y tener un baño cerca es imprescindible en todo momento. Una tarde de compras en Beverwijk no es una opción para ella desde hace años, ya que durante todo este tiempo no había baños públicos en la calle comercial y sus alrededores. Pero ahora, por fin, hay uno: en el centro comercial Beverhof. Esa es la buena noticia, la mala es que hace meses que no está accesible por rechazo del sistema de pago.
Por lo tanto, para Monique esto supone un obstáculo para visitar la gran calle comercial de Beverwijk. “Siempre tengo que saber de antemano si puedo ir al baño. De lo contrario, existe el riesgo de que algo salga mal. Es ridículo que en el Beverhof no haya ningún baño público que funcione correctamente”.