Demasiados almuerzos terminan en la basura en las escuelas

Por Gunnar Schupelius

La comida ordenada simplemente no se recoge, los niños tiran comidas enteras después de un breve hurgar. No puede quedarse así, no tratas la comida así, dice Gunnar Schupelius.

Los padres y maestros pueden cantar una canción al respecto: en las escuelas primarias, una gran proporción de los almuerzos recién entregados terminan en la basura.

O los estudiantes ni siquiera recogen la comida ordenada o a los estudiantes no les gusta y, por lo tanto, tiran la comida.

El Evangelische Gymnasium zum Grauen Kloster informó que hasta 50 de las 130 comidas entregadas quedaron en pie. La empresa de catering «3 Kochs» anunció que el 25 por ciento de los platos entregados debían desecharse. En una escuela, 200 de un total de 400 almuerzos pedidos se recolectaron como desperdicios. El «Berliner Zeitung» informó al respecto.

En Berlín, el 89 por ciento de todos los niños en los grados 1 a 6 tienen un contrato para el almuerzo, que se entrega de forma gratuita desde el 1 de agosto de 2019.

El Senado gastó 112 millones de euros en este último año, y se espera que sean 177 millones de euros en 2022. Según cálculos de las oficinas distritales, el precio de la comida escolar por ración subió 32 céntimos hasta los 4,68 euros.

¿Es posible que una cuarta parte o incluso la mitad de los niños no recojan las comidas caras o las tiren después de hurgar un poco?

En respuesta a nuestra solicitud, el senado escolar inicialmente negó: «Este volumen de porciones no recolectadas no se puede confirmar en toda la ciudad», dijo un vocero en respuesta a nuestra solicitud.

Pero luego nos enteramos de que el 1 de agosto de 2022 entró en vigor una nueva regulación «según la cual los servicios de catering, en consulta con la escuela y los padres, pueden rescindir los contratos de almuerzo por un período de tiempo específico si se descubre repetidamente que no tienen comida.»

Esto no era posible antes. Las empresas de catering no podían rescindir los contratos.

La administración confirma así indirectamente que un gran número de comidas se piden y no se recogen, de lo contrario no habría sido necesario aplicar esta normativa.

La regulación es de gran importancia para las empresas de catering. Gimen bajo el peso de los “desperdicios”, como se llama en la jerga técnica a los desperdicios de comida. Tienen que recoger y recoger todas las sobras de las escuelas y conducir hasta la planta de biogás más cercana. Una empresa de catering, que desea permanecer en el anonimato, cifra el coste de esta disposición en 8.000 euros al mes.

Las comidas terminadas no se pueden pasar a los necesitados, por ejemplo, a la mesa. De acuerdo con las normas, una comida recién cocinada no se puede comer más de tres horas después de haber sido preparada.

Y así quedan las preciadas comidas, que deben consistir en un 60 por ciento de alimentos orgánicos y se producen con un gran gasto de gas natural, electricidad y diésel para la producción y el transporte.

No puede quedarse así, así no se trata la comida.

¿Tiene razón Gunnar Schupelius? Llame: 030/2591 73153 o envíe un correo electrónico: [email protected]



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