Del enfrentamiento de Draghi a la votación en la Cámara: qué pasa el miércoles

La variable principal, o qué elegirá hacer el primer ministro Mario Draghi cuando intervenga en el Parlamento el miércoles 20 de julio, siete días después de haber dimitido en manos del Jefe de Estado, rechazado por Sergio Mattarella que viró así el camino hacia aún está por definirse una parlamentarización de la crisis de gobierno. Nadie sabe realmente qué hará Draghi. Por lo demás, con el paso de las horas y la proximidad de la intervención se perfila alguna pequeña pieza del puzzle, en sí misma particularmente intrincada.

Draghi comunica en el Parlamento con voto fiduciario y llamamientos

Draghi comunicará a las Cámaras con voto fiduciario. Así se desprende de la Conferencia de los jefes de grupo de la Cámara, que se reunirá nuevamente el martes 19 de julio, a las 16.30 horas, para fijar el horario y modalidades del debate, a la luz de las decisiones que tomará la Senado.

El primer ministro debería hablar primero en el Senado

Según las últimas indicaciones, Draghi debería informar inicialmente al Senado, según la práctica según la cual las comunicaciones se realizan en la rama del Parlamento donde el Gobierno obtuvo primero la confianza y donde se dieron las condiciones que llevaron a la apertura de la crisis. Posteriormente, el primer ministro debe depositar el texto del discurso en la Cámara. La elección definitiva de la Asamblea donde comenzará el debate se dará tras una consulta entre los presidentes del Senado, Elisabetta Casellati, y de la Cámara, Roberto Fico, dado que durante el M5S y los líderes de los grupos Pd, se encontró la oposición del centro. A la derecha, pidieron que Draghi acudiera primero a Montecitorio, donde aparecerían los primeros síntomas de crisis por la decisión del Movimiento 5 Estrellas de no participar en la votación final del Dl Aid.

Crece la presión sobre el jefe de gobierno para que se quede

Mientras tanto, siguen aumentando los llamamientos para que el expresidente del BCE se refiera a la cúpula del ejecutivo, sociedad civil y alcaldes. Así como la presión de los socios internacionales que sigue recrudeciendo: desde las cancillerías europeas, entre muchas otras, le habría telefoneado el primer ministro holandés Mark Rutte, el halcón que cierra el paso a la propuesta italiana de techo en el precio del gas. Señales todas “importantes”, admiten en el staff del primer ministro, que Draghi también luce impactado por los numerosos certificados de estima y por las solicitudes para quedarse donde está, al frente de Italia. Pero sin una señal igualmente contundente de los partidos, de una voluntad clara de seguir apoyando al ejecutivo con la misma convicción que en los primeros meses de la unidad nacional, no sería posible recrear esa agilidad política indispensable para llevar a cabo la acción de gobierno. En definitiva, si no habrá cambios políticos “sustanciales”, si no habrá “un hecho político”, es el razonamiento que se está haciendo en estas horas, con cierta desesperación, incluso entre los propios partidos, no es descartó que al final Draghi haga su discurso a las Cámaras y luego suba al Colle para dimitir definitivamente.



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