Se estima que una de cada cien personas en España ha sido víctima de abuso sexual por parte de miembros de la Iglesia. Así lo escribió el Defensor del Pueblo español el viernes en una carta de 777 páginas. informe. Muestra que el 1,13 por ciento de los encuestados experimentó abuso sexual en un contexto religioso cuando era niño. De acuerdo a El periódico español El País. Esto convierte a España en el país con mayor pronóstico oficial de víctimas. “El asunto es, sin duda, nada menos que escandaloso”, afirmó el Defensor del Pueblo.
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El porcentaje se refiere a abusos por parte de sacerdotes y otros clérigos, pero también de personas no clérigos, como profesores y voluntarios en instituciones eclesiásticas. La investigación se centra principalmente en los abusos dentro de la Iglesia católica. Más de ocho mil españoles completaron un cuestionario para el estudio, una muestra que el Defensor del Pueblo considera representativa de la población española. Algunas víctimas eran mujeres, pero la mayoría eran hombres.
Silencio injustificado
El informe critica el papel de la iglesia a la hora de encubrir estos abusos. Incluso durante esta investigación, el Defensor del Pueblo se encontró en ocasiones con obispos que no querían cooperar. El Defensor del Pueblo habla de “silencio injustificado”, a consecuencia del cual el sufrimiento y el aislamiento de las víctimas pasaron a veces desapercibidos durante años. “La gravedad del fenómeno es evidente no sólo por la intensidad con la que han sufrido las víctimas, sino también por el gran número de personas afectadas y cómo su confianza ha sido traicionada por una institución que claramente ejerce poder y autoridad moral”.
En el informe, el Defensor del Pueblo describe las consecuencias que esto ha tenido para las víctimas. La mayoría de los entrevistados padecían problemas emocionales o de conducta. Hablaron además sobre problemas de relación, problemas de sueño y trastornos alimentarios. Un tercio de las víctimas experimentó estrés postraumático y otro tercio mostró síntomas de depresión. Otras consecuencias mencionadas fueron pensamientos suicidas, baja confianza en uno mismo, bajo rendimiento escolar y enfado. Un 15 por ciento de las víctimas también mencionaron el abuso de sustancias y el rechazo al contacto físico, lo que, según el Defensor del Pueblo, juega un papel “muy doloroso” en la vida de estas personas.