En la Bélgica francófona se respira un nuevo ‘cordón sanitario’: debatir y gobernar con la extrema derecha sigue fuera de discusión. La extrema izquierda, por otro lado, permanece fuera de su alcance, muy en contra del gusto del presidente de MR, Georges-Louis Bouchez. “Para nosotros, esos dos son igual de malos. Otros partidos deberían finalmente mostrar sus colores”.
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