El plazo que el colectivo de hackers Play había impuesto a la ciudad ha pasado. Amenazó con arrojar a la calle más de 500 gigabytes de datos privados de los ciudadanos de Amberes. El alcalde Bart De Wever repitió el lunes por la mañana que no pagará ni negociará con el colectivo. Por lo tanto, la ciudad se arriesga con esto, pero según De Wever no hay garantía de que si paga, los datos estarán realmente seguros.
Además, la ciudad se ha impuesto a sí misma un “bloqueo digital”. Muchos de los servicios de la ciudad digital no han sido cerrados por los piratas informáticos, pero no son accesibles como medida de precaución. “Solo cuando la seguridad esté totalmente garantizada volverán a estar en línea”, dijo el alcalde. Ese será un proceso largo, que podría durar hasta finales de enero. Puedes consultar qué servicios vuelven a estar disponibles en la web de la ciudad.
Bart Brueleman, el director de resiliencia de la ciudad, explica cómo la ciudad trató de obtener información sobre lo que habían conseguido exactamente los delincuentes. Lo hicieron, por un lado, trabajando a la inversa y siguiendo las ‘migajas’ dejadas por los piratas informáticos.
Además, la ciudad misma comenzó a buscar los datos más sensibles. Ese cheque demostró que nada de esto ha llegado a manos de Play. Al recopilar los datos que se han visto afectados, la ciudad llega aproximadamente al mismo paquete que la propia Play había reclamado en su sitio web. “Es tranquilizador que esta información sea consistente”, dice De Wever.
“Somos conscientes de que esta será la forma de delincuencia del siglo XXI”, dice De Wever. Ya se ha invertido mucho en la seguridad cibernética de la ciudad, pero “incluso con seguridad, nunca estás 100 por ciento seguro. El robo nunca se puede evitar, eso también se aplica a los robos domésticos ordinarios. Por supuesto, tenemos que dificultar al máximo el acceso de los delincuentes a nuestra bóveda digital”.
De Wever compara la lucha por la seguridad cibernética con un maratón, que ahora debe correrse en parte a un ritmo acelerado. “Desafortunadamente, aumentar la seguridad cibernética a menudo significa menos facilidad de uso para nuestros servicios y operaciones internas”.
Según De Wever, el hecho de que la ciudad de Amberes haya sido golpeada por un ciberataque no es un caso aislado. Dice que ha tenido noticias de muchas empresas en las últimas semanas que han experimentado situaciones similares de rehenes digitales, pero también conoce otras ciudades, no solo en Bélgica, sino en toda Europa. “Esa es la dolorosa verdad: ningún sistema de gobierno en nuestro país es resistente a los ataques cibernéticos”.