De Suiza a Suiza pasando por Corea y Chipre: 70 años de fracasos italianos


Lausana, 17 de junio de 1954. Italia, dirigida por una comisión técnica encabezada por el húngaro Lajos Czeizler, pierde en el primer partido la posibilidad de acceder a la segunda fase del Mundial. Es el equipo local el que les castiga, con Karl Rappan en el banquillo, el padre de la organización defensiva que pasó a la historia con el nombre de verrou, más conocido por nosotros como «perno». El gol de Giampiero Boniperti anula el primer gol de Robert Ballaman, luego Josef Hügi resuelve el desafío para la Cruz Roja. El siguiente 4-1 contra la Bélgica azzurri fue inútil, porque Italia volvió a perder (4-1) contra Suiza en un partido de repesca previsto por una fórmula nada menos que extraña. En la posguerra, la selección nacional de fútbol sufrió así su segunda decepción mundialista, después de la de 1950 en Brasil, donde la Suecia de Hasse Jeppson eliminó a una selección exhausta (también) por un viaje por mar (3-2).



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