De Pruzzo a Batistuta, en Roma el carnero trae buena suerte

El delantero con «tirachinas» como Conti o Totti se llevó el Scudetto. Hoy está Dybala, si llega Lukaku también…

Fue suficiente para que se corriera la voz: «¡La Roma apunta decisivamente a Lukaku!» – y la ciudad giallorossi inmediatamente (y con razón) se volvió loca de alegría. Porque a un grupo lleno de cualidades -desde Dybala hasta Pelegrini y Aouar- le faltaba el delantero centro que te hiciera soñar. Capaz de sumarse a la galería de grandes delanteros del club. Sí, porque la tradición es muy rica, como también lo es la lista de jugadores que, desde Totti para abajo, han hecho historia del club con goles.

Desde los formidables personajes de épocas un poco más lejanas hasta aquellos que -en los últimos 40 años- se han perseguido en sus muy diferentes maneras de ser y de descubrirse como protagonistas. Y, sin mencionarlos a todos, he aquí un resumen de los grandes intérpretes, a los que la Roma ha pensado en intentar sumar también a Lukaku. De Pruzzo a Voeller, de Balbo a Montella, de Batistuta a Dzeko, es un festival de nombres excelentes que han hecho cantar al Olímpico. Lo cierto es que Lukaku, para la nueva Roma de Mourinho, representa sin duda ese valor añadido de fuerza, poder que se necesita en el fútbol actual y que ha sido fundamental en los momentos más exitosos de los últimos 40 años. Cuando el ariete llevó directo al Scudetto.

Sí, porque muchos han sido importantes, algunos fenomenales, pero es con Pruzzo y Batistuta -como ahora ocurre con Lukaku- con los que la Roma ha encontrado su máxima expresión, alcanzando el título. Porque Pruzzo -con los 176 centímetros de una vez que le convertían en una referencia formidable- era la punta de lanza de un equipo que abundaba en calidad. Y en el que Bruno Conti, o mejor dicho Brunoconti de un plumazo, representó esa honda que es hoy Dybala. El elfo capaz de poblar a los oponentes dormidos, convertirlos en pesadillas, y de hacer uno, dos, tres fintas para luego servir de la mejor manera posible lo que no por casualidad ha pasado a la historia con un nombre simple: el bombardero.

Y luego Batistuta, el otro 9 de profesión, capaz de derribar las porterías del rival, con la energía, el carisma, la personalidad que la naciente Roma quiere pedir a Lukaku. Y como siempre está Dybala haciendo historia, el genio de ese equipo campeón italiano, su plataforma de lanzamiento, no podría haber sido más fuerte. El inimitable e inalcanzable Totti, la luz como diría hoy Mourinho, capaz en cualquier caso de aportar 13 goles, que se suman a los 20 de Batistuta, al ascenso amarillo y rojo.

En definitiva, siempre hay -y los planes también deben ser los mismos esta vez- una combinación perfecta de calidad y fuerza física. Y si la clase ya estaba ahí, aquí está la necesidad – como pasó con Pruzzo y Batistuta – de cerrar el círculo con el hombre capaz de ir directo a la portería. Para permitir que la Roma ascienda en la jerarquía de los pronósticos y asuma la dulce responsabilidad de intentar ganar. Porque los Friedkins trajeron a Mourinho el primer año, a Dybala el segundo y al tercero decidieron ganarle a la competencia y llegar a Lukaku. Abanderados de una Roma que, pese a la salida en falso entre Salernitana y Verona, la afición quiere ser protagonista.



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