El héroe del partido Olímpico ante los Colchoneros revela su pasado, sus intereses y la génesis de aquel gol legendario: “Sabía exactamente dónde llegaría ese centro…”
Esta es la historia de un niño que jugaba al fútbol, pero no era feliz. Fue delantero, marcó muchos goles, pero siempre hubo un velo de melancolía en su rostro. Aparentemente incomprensible y sin embargo muy comprensible. Sí, porque ese niño, desde pequeño, soñaba con jugar al fútbol, pero de portero. Al inicio de cada temporada pedía al técnico encargado que le utilizara entre los postes en lugar de como delantero centro. La respuesta era siempre la misma: una sonrisa, una palmada en el hombro y el habitual “olvídalo, te necesitamos como delantero”. Pero a él no le interesaba marcar goles, quería evitarlos, su mirada era captada regularmente por los guantes de los porteros contrarios. Imposible ignorarlos, resistirse a su llamado.