En el punto de mira de la crítica, entre los posibles titulares, con muchas novedades en su rol, entre Locatelli y la Juve parecía una aventura al final de la línea. Entonces llegó Motta y fue amor a primera vista.
Hay un paso de las peores críticas al reconocimiento del brazalete de capitán si te llamas Manuel Locatelli y siempre has antepuesto el bien de la Juventus a tu beneficio personal. Ni mucho menos y hecho como jugador, de hecho. Está en un camino de crecimiento que implica muchas etapas obligadas, pero el centrocampista -después de unos años en los que se adaptó a exigencias técnicas no siempre funcionales a sus características- es cada vez más un referente a nivel humano en un grupo que Se ha regenerado con la llegada del nuevo entrenador y sólo le falta trabajar con compromiso y aplicación. La implicación total del jugador es un ejemplo, pero su forma de trabajar no ha cambiado: estuvo entre los que antes dieron lo mejor de sí y, de la misma manera, está entre los que quieren crecer en esta nueva Juve con nueva lógica, como un verdadero líder reconocible y reconocido. Después de Udine, otra prueba de gran sustancia para él también en el Lille: cubrió, cosió y sirvió espléndidos balones a Yildiz y Vlahovic.