Desde su primera bicicleta, que costó 5 libras, hasta sus éxitos en el BMX y la pista que lo convirtieron en leyenda. En los orígenes del escocés más exitoso en los Juegos que ahora desafía el tiempo y la enfermedad
Todo fue culpa de ET Chris Hoy tenía seis años cuando la obra maestra de Spielberg se transmitió en los cines de Edimburgo, y esa secuencia en la que el pequeño extraterrestre emprende el vuelo en la Bmx conducida por su pequeño amigo Elliot le conquistó el corazón. “Decidí que yo también quería hacerlo, quería volar en bicicleta”. Cumplió su deseo de todas las formas posibles. Ganó seis medallas de oro en los Juegos Olímpicos -una en Atenas, tres en Beijing, dos en Londres- y diecisiete títulos mundiales en cuatro disciplinas diferentes. Y pensar que en Atenas había sufrido un accidente en la villa de los atletas pocos días antes de su carrera: se había caído de su bicicleta justo delante de un autobús, evitando por poco sufrir lesiones graves. Compitió con los brazos y las piernas desollados, pero ganó.