Al margen de la presentación del último informe de Almalaurea, fue mencionado en varias ocasiones. Hablamos de Erasmus en Italia que permite -en la línea de lo previsto en los intercambios internacionales- realizar un periodo limitado de estudios en otra universidad de nuestra casa. Y, al hacerlo, tal vez frenar las actuales tasas de movilidad que hoy se mueven casi exclusivamente en el eje Sur-Norte y ver a uno de cada tres estudiantes del Sur subirse al maletero para matricularse en la universidad. Así lo prevé el nuevo reglamento sobre las clases de grado que implementa la reforma prevista por el Pnrr y aumenta la interdisciplinariedad de los cursos de estudio.
Querida por la exministra Cristina Messa, la medida fue llevada hasta el final por quien la reemplazó al frente del Mur (Anna Maria Bernini). El mismo Bernini, respondiendo al turno de preguntas en la Cámara del 7 de junio, dijo que efectivamente ya estamos ahí (y, de hecho, ya se ha enviado al Boletín Oficial y está pendiente de publicación, educar) y antes del 30 de noviembre las universidades podrán incluir Erasmus en Italia en sus reglamentos.
Mientras tanto, hay quienes han optado por seguir adelante con uno de los proyectos piloto que también esperaba el presidente de Crui, Salvatore Cuzzocrea. En los últimos días, las universidades de Bérgamo y Reggio Calabria anunciaron su acuerdo que, inicialmente, limita el intercambio únicamente a los títulos de maestría, en particular a los relacionados con las áreas de ingeniería y ciencias de la educación primaria. En lo que respecta a Ingeniería, todo estudiante saliente podrá elegir exámenes de un catálogo que contiene todos los cursos ofrecidos, incluidos los trienales, y de todos los años. Los alumnos inicialmente implicados serán cinco o seis por universidad, incluidos los alumnos de ciencias de Educación Primaria.
Los márgenes de atractivo de la novedad, al menos sobre el papel, están ahí. Los datos publicados por AlmaLaurea así lo indican: en 2022, el 15,8% de los egresados de primer grado y el 27% de los egresados de segundo grado se mudaron por motivos laborales un año después de graduarse. Los residentes del Sur e Islas están especialmente implicados (33,3% para los titulados de primer grado y 47,5% para los titulados de segundo), frente a los residentes del Norte (4,5% y 6,1%, respectivamente). Si no es un escape masivo, estamos cerca.