Dar espacio a una mujer en la política solo para solucionar un problema de imagen es un error


Antonella Baccaro (foto de Carlo Furgeri Gilbert).

ES Ha sido un año excepcional para las mujeres.. En parte porque hay mujeres que han demostrado ser excepcionales. En parte porque alguien ha decidido que invertir en mujeres es, entre las cosas excepcionales que se pueden hacer, la más fácil.

Dejame explicar. Las imágenes de este año pospandemia quedarán grabadas Mujeres iraníes al frente del derrocamiento del poder absolutista y atrasado de los ayatolás.

Un fusible, el activado por muerte de la activista Mahsa Aminique ha despertado la conciencia de muchos y ha iniciado un fuego destinado a perdurar, a pesar de que la represión es cada vez más cruenta.

Y llegamos a nuestro país, La llegada al poder de Giorgia Meloni debe considerarse, como ya hemos dicho aquí, un hecho histórico: la primera mujer primera ministra en Italia y la única en liderar un país del G20 son récords que, por ahora, netos de lo que la primera ministra podrá hacer por Italia pero también por otras mujeres, arrojan una luz positiva sobre nuestro país .

En Irán, la primera pena de muerte para un manifestante.  Y la violencia contra la mujer es brutal.

En estos momentos, mientras al frente de la Corte Constitucional hay, por segunda vez, una mujer, Silvana Sciarra, el único «techo de cristal» a romper, entre los cargos constitucionales, es el del Quirinale. Pero para ello habrá que esperar otros seis años, cuando expire Sergio Mattarella.

La onda emocional que crean estos eventos en los que las mujeres aparecen como protagonistas, conquistando y convenciendo puede producir un efecto positivo en cascada. Pero también puede llevar a pensar que la forma más fácil de estar al día y/o solucionar un problema de imagen es darle espacio a una mujer.

Con todo respeto por el calvario que atraviesa el Partido Demócrata, aparece parte (y subrayo «parte») del debate que está animando la renovación del secretariado, al que se ha postulado Elly Schlein, además de Stefano Bonaccini. ser un intento de duplicar el acierto por la derecha de Giorgia Meloni.

Elly Schlein, la anti Meloni:

Elly Schlein, la anti Meloni:

Cualquiera que razone así ya ha perdido desde el principio: Meloni ha conquistado al electorado masculino también porque ha evitado posiciones divisorias. La candidata Schlein al enarbolar la bandera feminista significa renunciar a ir más allá del electorado elegido. Hermosa, identidad pero perdedora.

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