Cuidado, amistad, abrazo, paz: estos son los temas principales de las luces navideñas del Municipio 7 de Milán. Fueron dibujados por niños de dos escuelas de la zona como parte del proyecto Wonder Why.


lla verdadera belleza es la bondad, y ser amable significa escuchar sin juzgar y sin presionar. Partieron de estas reflexiones 200 alumnos de la escuela primaria Cabrini y de la escuela secundaria Munari de Milán diseñar las luces navideñas encendidas estos últimos días en los alrededores de las dos escuelas, en via Forze Armate y en via delle Betulle en el municipio 7 de Milán.

Las luces navideñas de via delle Forze Armate, en Milán, diseñadas por niños en el marco del proyecto Wonder Why.

Las iluminaciones fueron creadas como parte del proyecto Wonder Why, promovido por Hines, Borio Mangiarotti y Bain Capital Special Situations y parte del programa comunitario A scuola di.

Para los dibujos de las 14 iluminaciones (realizadas bajo la dirección del ADCI Art Director Club Italiano) los niños eligieron temas muy queridos para ellos: l‘abrazo, cariño, vínculos, música. Temas que fueron el colofón de un recorrido realizado en clase con la psicoterapeuta Loredana Cirillo, integrante delInstituto Minotauro. «Soy niños de quinto y octavo grado, que por tanto están a punto de afrontar el final de un ciclo escolar, la transición a una nueva etapa», explica. «Intentamos estimularlos sobre temas que pudieran guiarlos en los diseños de las iluminaciones».

En las luces navideñas surge la necesidad de contacto

Lo que surgió claramente, tanto entre los más jóvenes como entre los mayores, «es la Necesitamos sentir, en la mente de los adultos, que hay un espacio para acoger sus fragilidades, sin miedo a decepcionarlos.». Espacio que, lamentablemente, muchas veces no existe. Por poner un ejemplo: partiendo de la belleza, «los niños partieron de la exterior, de la ansiedad de estar a la altura de los modelos impuestos, para llegar a la belleza interior», continúa el psicoterapeuta. «Para ellos, la belleza es la posibilidad de encontrar adultos amables que sepan ayudar a los necesitados, que les dejen hablar de sí mismos y también de sus fragilidades.».

Ya desde los niños de quinto grado emerge con fuerza la lucha por soportar la presión de las expectativas de los adultos. «Les gustaría que les preguntaran: «¿Cómo estás?» y no sólo “¿Cómo te fue?”. Y la responsabilidad no es sólo de los padres sino de toda una sociedad que destierra el dolor, no tolera los tropiezos y hace como si no existiera.» Los niños desearían poder confiar en los adultos, pero no pueden. «Necesitan contacto, y por tanto abrazos, y también cariño.. Porque incluso cuando creces, siempre hay necesidad de cuidados», concluye Cirillo.

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