Giancarlo Gronchi fue el primero. Cuando llegó, a principios de los años 1970, nadie jugaba. De ahí la idea: “¿Por qué no les enseñamos?”. Poco a poco se fue formando una cultura. Su hijo Gianpaolo nos contó toda la historia. “Papá estaría orgulloso”
El Cristóbal Colón del fútbol de Panamá tiene la mirada puesta hacia el futuro y los ojos llenos de curiosidad. El campo base de su viaje es Montopoli, un punto verde enclavado en las colinas toscanas, desde donde Giancarlo Gronchi parte hacia lo desconocido. Allí dirigió una marroquinería y se dedicó al procesamiento del cuero y del cuero. Entonces un día le llega una propuesta que cambia su vida. “Te queremos en Panamá”. ¿Cuando? “En cuanto puedas, mañana también para nosotros”. Y así, sin hacer demasiadas preguntas, nos pusimos en marcha.