Con un impulso a finales de año, la economía italiana cierra 2023 con un crecimiento del +0,7%, logrado gracias al +0,2% del último trimestre del año (+0,5% respecto al mismo período de 2022). La cifra, resultado de un aumento de la producción tanto en la industria como en los servicios, compensa con creces otra contracción más en la agricultura. Y permite al país entrar en 2024 con un legado positivo, aunque pequeño: +0,1%. Lo cierto es que, esencialmente, el crecimiento de este año tendrá que lograrse casi en su totalidad desde cero, a diferencia de 2023, en el que el 0,7% final replica la cifra de entrada adquirida el año anterior. Y no será fácil.
Impulsando la industria y los servicios
La estimación preliminar difundida por Istat no detalla el desempeño de los sectores, que se dará a conocer dentro de un mes con las cifras definitivas. Pero la dinámica prevista por el nuevo índice Rtt presentado el lunes por el centro de estudios Confindustria parece reflejar muchos factores. El sector mantiene un signo positivo, probablemente impulsado también por el auge final de la construcción ante el cierre de las puertas del Superbonus el 31 de diciembre, y lo mismo ocurre en el variado mundo de los servicios en el que el turismo y la restauración parecen seguir arrastrándose. Sin embargo, la crisis continúa en el sector primario, que también se ve afectado por un cambio climático cada vez más complicado de gestionar.
