Covid, nuevo choque Zaia-Crisanti. El investigador deja la Universidad de Padua


La renuncia a la Universidad de Padua, se hizo oficial con un comunicado a Ansa en la tarde del 2 de enero. Esta es la última etapa del enfrentamiento político-institucional (y judicial) en curso entre el conocido microbiólogo y neosenador Andrea Crisanti -quien ocupó el cargo de profesor titular de microbiología en la Universidad de Padua- y la Región del Véneto y en en particular su presidente Luca Zaia. De fondo, la investigación sobre hisopados rápidos anticovid iniciados por la fiscalía de Padua, y la difusión de algunas interceptaciones telefónicas relativas al propio Crisanti. Sin entrar en el fondo, Crisanti explicó su elección con el hecho de que quería «ser libre para tomar todas las decisiones que me conciernen, también dado que hay muchas intercepciones que también conciernen a otros profesores universitarios».

La investigación de la fiscalía de Padua

En el origen del enfrentamiento entre Crisanti y Zaia y de la investigación judicial que constituye el leitmotiv está el recurso generalizado por parte del Véneto a las pruebas de antígenos en hospitales y en la RSA para ancianos, en el verano de 2020, al pico de la primera ola de covid. Los avances del episodio de Report que Rai 3 emitió el 2 de enero actuaron como un fusible. Destacan sobre todo las interceptaciones realizadas por el fiscal de Padua que investigó a Roberto Rigoli, exdirector del laboratorio de microbiología de Treviso, y a Patrizia Simionato, directora general de Azienda Zero sobre la base de una denuncia realizada por el propio Crisanti. Los dos deben responder por ideología falsa y libertad de elección perturbada del contratista. La próxima audiencia está fijada para el 6 de febrero.

Según la acusación, en esencia, Rigoli, encargado de comprobar la idoneidad clínico-científica de los hisopos, no cumplió correctamente la tarea que se le encomendó. Para Crisanti, las pruebas de antígenos de Abott adquiridas por la Región del Véneto en el verano de 2020, entre la primera y la segunda oleada, habrían sido poco fiables, en torno al 70 %, mientras que para Rigoli la correspondencia «es superponible en todas las muestras examinadas». No fue solo la región del Véneto la que compró las pruebas rápidas (con un pedido máximo de 148 millones de euros) sino también otras cinco regiones.

Intercepciones difamatorias para el Gobernador

La transmisión habría documentado, con base en las escuchas telefónicas, el progresivo deterioro de las relaciones entre Zaia y Crisanti, a partir de la paternidad de las pruebas practicadas a toda la población de Vo’ Euganeo. En una llamada telefónica, en particular, Zaia afirma que quiere llevar al microbiólogo «al accidente». Declaraciones de las que parece desprenderse que el experto habría sido blanco del gobernador del Véneto por sus posiciones sobre la gestión de la pandemia y en particular sobre los hisopados rápidos.

La Región de Veneto confía su respuesta a las palabras del abogado de Rigoli, Giuseppe Pavan, ya una larga nota de los líderes del departamento de salud regional. Para Pavan, su cliente «cumplió con su deber» y el propio microbiólogo «solo persiguió el bien público». Por su parte, los responsables del sistema sanitario del Véneto defienden la corrección de sus decisiones. «La estrategia de la Región del Véneto, dirigida a perseguir el objetivo final de prevenir en la medida de lo posible infecciones, hospitalizaciones y muertes – afirma – siempre se ha basado, desde las primeras etapas de la emergencia pandémica, en indicaciones técnico-científicas de internacional y nacional».



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