No solo las patologías previas y la edad, sino también el sexo, el estilo de vida y el estado civil afectan la respuesta inmune que se adquiere tras la vacunación anti Covid-19. Ser mujer y soltera, por ejemplo, se asocia a una mayor protección. A esta conclusión llegó un estudio italiano, promovido por Sapienza y el Policlínico Umberto I de Roma, publicado en la Revista de Medicina Personalizada.
La muestra: más de 2 mil trabajadores de la salud vacunados
La investigación examinó a 2.065 trabajadores de la salud del Policlínico Umberto I a quienes se les administró la vacuna Pfizer BioNTech mRNA Covid-19.
El analisis
La muestra se sometió a dos extracciones de sangre, después de 1 mes y 5 meses después de la segunda vacunación. Los resultados mostraron que 1 mes después de la vacunación, los sujetos con una infección previa por Covid-19 y los más jóvenes tenían niveles de anticuerpos más altos; en cambio, las enfermedades autoinmunes, las enfermedades pulmonares crónicas y el tabaquismo se correlacionaron con niveles más bajos. A los 5 meses posteriores a la vacunación hubo una disminución media del 72 % en el nivel de anticuerpos, aunque menos evidente en mujeres y sujetos con infección previa. Fumadores, hipertensos y personas mayores encontraron una caída de alrededor del 82% en los niveles de anticuerpos anti-Spike.
Las vacunas protegen a múltiples solteros o convivientes
Los investigadores también observaron un mayor mantenimiento de la respuesta de anticuerpos en individuos solteros o que cohabitan que en sujetos casados, divorciados o viudos. “Esta asociación -explicaron- podría deberse a otras variables clínicas no exploradas, como el estilo dietético”.
La directora de Sapienza, Antonella Polimeni, también estuvo entre los autores de la investigación. «El estudio -explicó- destaca cómo la búsqueda de la salud, incluso ante situaciones de pandemia, subyace a un principio más general de bienestar social. De hecho, los factores del estilo de vida juegan un papel importante en la respuesta inmune. La primera cura es, pues, la elevación de la cultura de la salud y de los estándares de calidad de vida». La esperanza de la coordinadora del estudio, Stefania Basili, es que “nuestro análisis pueda alentar más investigaciones para investigar los efectos de las variables relacionadas con el género y el estilo de vida en la respuesta inmune, generando una medicina personalizada y de precisión”.