Documentó la infección por Sars-CoV-2 más larga de la historia: con una duración de 505 días, se apoderó de un paciente inmunodeprimido, que luego no sobrevivió a pesar de las terapias. Presentado en Lisboa en el congreso de la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas por expertos del King’s College London y el Guy’s and St Thomas’ NHS Foundation Trust, el caso clínico refuerza la idea de que se formaron nuevas variantes de covid precisamente en estos pacientes que fallar en sanar.
El registro anterior
Un poco menos de un año y medio, solo para ser derrotado. Rompiendo incluso el récord anterior, el de una mujer inmunodeprimida de 48 años con diabetes tipo 2 y un linfoma de células B grandes a sus espaldas, que se mantuvo positiva durante 335 días. Más allá de las duraciones extraordinariamente extendidas, estos casos plantean un problema: el de entender cómo cambia el virus mientras se aloja en personas con el sistema inmunitario “desactivado”. Científicos han estudiado a 9 pacientes de Covid en Londres y aportan evidencias de que pueden surgir nuevas variantes del virus en los “eternos positivos”, inmunocomprometidos que no logran erradicar al enemigo.
Indicaciones cruciales del estudio
El Sars-CoV-2 había mutado en 5 de los casos analizados y en un paciente contenía “10 mutaciones que habrían surgido por separado en variantes preocupantes como Alpha, Gamma y Omicron”, informan los expertos en la nota. Los autores del estudio presentan los resultados de su análisis en el congreso Eccmid 2022, previsto del 23 al 26 de abril, y también ilustran los detalles de una de las primeras infecciones ocultas de Covid: casos, es decir, en los que se pensaba que el paciente había aclarado el virus, con una prueba negativa para confirmar, pero luego resulta que tenía la infección en curso. “Queríamos investigar qué mutaciones ocurren y si las variantes evolucionan en estas personas persistentemente infectadas”, explica Luke Blagdon Snell, de Guy’s and St Thomas’ Nhs Foundation Trust, primer autor del estudio.
Enfermedad o tratamiento médico concurrente
Durante la pandemia, como hemos visto, surgieron múltiples mutantes nuevos de Sars-CoV-2. «Algunas de estas variantes -observa el experto- se transmiten con más facilidad, provocan enfermedades más graves o restan eficacia a las vacunas. Una teoría es que evolucionan en personas cuyo sistema inmunitario está debilitado por enfermedades o tratamientos médicos como la quimioterapia, que pueden tener una infección prolongada por SARS-CoV-2”.
El desarrollo de múltiples mutaciones.
Los 9 pacientes inmunocomprometidos que participaron en el estudio dieron positivo para el virus durante al menos 8 semanas. Las infecciones persistieron durante un promedio de 73 días, pero 2 de ellas se mantuvieron positivas durante más de un año. Los casos fueron estudiados entre marzo de 2020 y diciembre de 2021. En detalle, se trataba de personas que tenían el sistema inmunológico debilitado debido a trasplantes de órganos, infecciones por VIH, cáncer o tratamientos médicos para otras enfermedades. El muestreo regular y el análisis genético del virus mostraron que 5 pacientes desarrollaron al menos una mutación observada en las variantes de interés. Algunos han desarrollado múltiples mutaciones asociadas con variantes como Alpha, Delta y Omicron. Entre ellos, el caso del paciente cuyo virus contenía 10 mutaciones luego detectadas por separado en las variantes Alfa, Gamma y Omicron. “Esto proporciona evidencia de que las mutaciones encontradas en las variantes de interés surgen en pacientes inmunocomprometidos – comentan Snell y sus colegas – Evidencia que respalda la idea de que se pueden desarrollar nuevas variantes virales” en personas con estas características. “Es importante señalar, sin embargo, que ninguno de los pacientes involucrados en nuestro trabajo desarrolló nuevas variantes que posteriormente se convirtieron en variantes de preocupación generalizada”, señalan los autores. Además, “si bien este estudio muestra que podrían surgir variantes en los inmunocomprometidos, aún se desconoce si las variantes de preocupación” que se han vuelto dominantes de vez en cuando, “como Alpha, Delta y Omicron, han surgido de esta manera”.