En la versión revisada y corregida que introducirá la próxima ley presupuestaria, el recorte en cuña intenta cambiar de aspecto con un doble objetivo: volverse “estructural” pero también reducir la carga sobre las cuentas de la seguridad social, para no sobrecargar su equilibrio a medio plazo está en riesgo, como destacó el lunes pasado Bankitalia en la audiencia parlamentaria sobre el plan presupuestario. Las dos vertientes, que también pueden leerse a contraluz en el Plan de Cuentas en el que la premisa firmada por Giorgetti habla de una “nueva fisonomía” para “los efectos de la cuña fiscal”, están en el centro de un intenso trabajo técnico.
Calcomanía para rentas hasta 40 mil euros
Que apunta a una nueva combinación de recortes de cotizaciones y de impuestos para mantener los mismos beneficios vigentes este año para quienes tienen un sueldo bruto de hasta 35.000 euros al año (“Nadie perderá un euro”, aseguró Giorgetti a las Cámaras) y introducir un decalage para evitar el efecto umbral: un efecto perverso que, según los cálculos de la Oficina de Presupuesto del Parlamento, priva de 1.100 euros de renta disponible a quienes superan en un solo euro el límite máximo de 35.000 brutos y, en consecuencia, plantea un obstáculo imponente en el camino. de renovaciones de contratos, desde trabajadores del sector público hasta trabajadores metalúrgicos.
La solución a esta maraña de problemas, según las hipótesis desarrolladas estos últimos días por el departamento de Finanzas, discurre por un doble carril. El cortar Seguiría siendo contributivo para las rentas más bajas, hasta 20.000 euros según las últimas tablas, y luego se transformaría en fiscal, con un aumento de las deducciones por trabajo por cuenta ajena. Hasta 35 mil euros, como se ha dicho, los efectos serían similares a los actuales, de media unos 100 euros netos al mes. Luego se iniciaría un decalaje, bastante rápido por razones de recursos, que introduciría también la prestación para quienes tengan nóminas entre 35.000 y 40.000 euros, con prestaciones decrecientes a medida que aumente la base imponible.
Semejante reducción sería bastante rápida, pero en cualquier caso mejoraría el panorama respecto a la situación actual al suavizar lo que hoy es un precipicio, abierto a 35.001 euros de ingresos brutos, y un fuerte desincentivo a cualquier aumento de ingresos para muchos trabajadores ocupados que se encuentran en ese rango. La noticia afectaría aproximadamente a 1,14 millones de empleados según las últimas estadísticas fiscales del Departamento de Finanzas. Los resultados de esta compleja obra dependen obviamente de la arquitectura de la cobertura de la maniobra, que comenzará a aparecer el próximo martes con el Proyecto de Documento Presupuestario (Dpb) que se enviará a la Comisión de la UE con el cuadro de las principales medidas entrantes y la indicación de sus efectos financieros. De los números también dependerá la suerte de la otra medida en transformación estructural, es decir, el IRPEF de tres tipos: su réplica es segura y cuesta alrededor de 4.300 millones, pero la hipótesis de una rebaja también sigue en la lista, del 35% al 33 %, del segundo tipo, que requeriría otros 2,5 mil millones de cobertura.
Arquitectura de cobertura e Irpef de tres tarifas
Todo depende del marco de cobertura final y del aporte a la causa que el acuerdo preventivo bienal podrá hacer. Precisamente esta variable está destinada a mantener el juego abierto hasta noviembre, aunque ayer Giorgetti indicó como fecha oficial la llegada al Parlamento de la ley presupuestaria el 20 de octubre (que evidentemente podrá luego integrarse en la Cámara, si los recursos lo permiten).