Alexander de Kock nos muestra con orgullo la fábrica de Bio Energy en el puerto de Ámsterdam. En esta planta piloto, los residuos se gasifican a altas temperaturas en una vasija de reactor de acero. La palabra quemar aquí es tabú, porque la gasificación es un proceso diferente.
Alexander mira con recelo la chimenea de los vecinos de la empresa de residuos AEB, de donde se eleva un humo gris. Esta fábrica no tiene chimenea porque no se quema nada. Sin embargo, está lleno de tuberías de acero y calderas, porque sigue siendo un proceso industrial.