Pero además de las múltiples posibilidades que aporta la inteligencia artificial, también surge la pregunta: ¿queremos ser vistos por un ordenador? ¿Cuáles son los aspectos éticos y legales? ¿Está todo eso permitido? La investigadora de la UMCG, Mirjam Plantinga, está investigando esto. “Tenemos conversaciones con profesionales, pacientes y ciudadanos. La pregunta orientadora es: ¿qué se necesita para tener confianza en este tipo de aplicaciones?”
Según Plantinga, es importante ver qué se necesita. “¿Cuáles son los problemas sociales que desea resolver? ¿Y qué valores juegan un papel? ¿Puede la IA ser una solución para eso? Si lo sabe, puede tenerlo en cuenta al diseñar ese tipo de soluciones de IA”.
El hecho de que no siempre haya confianza se debe también a la imagen que la gente tiene de la IA. “Hay algunos muy bonitos ciencia ficción Películas en las que se aplica mucha IA. Con robots y cosas así. Hermosas películas con hermosas vistas. Pero también provocan cierto miedo, porque dan la imagen de que la IA es una tecnología que puede acabar con la humanidad y dominar el mundo. Y esa es una imagen que no se corresponde con la tecnología tal como existe. En realidad, la IA no es más que información que un humano le pone. No es una computadora o un robot con conciencia que pueda tomar decisiones por sí mismo”.
Por eso Plantinga también quiere tranquilizar a la gente. La atención sanitaria no estará dominada por la inteligencia artificial, afirma. El personal sanitario y las acciones humanas, y la importante función de control siempre permanecerán. “El médico sigue siendo responsable del tratamiento del paciente, pero podrá utilizar la IA. Es un instrumento en manos del médico”.
El periodista de RTV Drenthe, Stijn Steenhuis, salió a la calle para preguntar si a la gente le gustaría ser atendida por IA en el hospital.