A partir de hoy, Rusia ocupará la presidencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas durante un mes. Eso sucede de acuerdo a un sistema de rotación en el que cada uno de los 15 miembros preside durante un mes.
La última vez que Rusia empuñó el mazo fue en febrero del año pasado, cuando Putin anunció su “operación militar especial” en medio de una reunión del consejo sobre Ucrania. 14 meses después, decenas de miles de personas han sido asesinadas, ciudades destruidas y Putin acusado por la Corte Penal Internacional por el secuestro masivo de niños ucranianos.
En estas circunstancias, a muchos, y ciertamente a Ucrania, les parece que colocar a Rusia al frente de un organismo encargado de mantener la paz y la seguridad internacionales es una “broma cruel del Día de los Inocentes”.
“A partir del 1 de abril, elevarán el nivel de absurdo a un nuevo nivel”, dijo el embajador ucraniano ante la ONU, Sergiy Kyslytsya. “El Consejo de Seguridad de esta forma es incapaz de abordar los asuntos que corresponden a su principal responsabilidad, que es prevenir y gestionar los conflictos”.
Ucrania en sí no es miembro del consejo, pero a menudo se le pide que hable sobre la guerra. El embajador también dijo que Ucrania se mantendrá fuera del Consejo de Seguridad en abril, excepto en “asuntos de importancia crítica para la seguridad nacional”.
Es posible que no haya boicot o protesta por parte de otros estados miembros, pero es probable que EE. UU., Reino Unido y Francia muestren su desaprobación al reducir su representación durante el mes. Estados Unidos instó a Rusia a “comportarse profesionalmente”, pero dijo que no había forma de excluir a Moscú del puesto.