Ayer se anunció que la Fiscalía había iniciado un procedimiento de mediación en el caso del presidente de Vooruit, Conner Rousseau. A principios de septiembre, en una noche de borrachera, hizo comentarios racistas a la policía sobre la comunidad romaní de Sint-Niklaas.
El socialista también atacó a un punk: “usa tu matrak para darle una paliza en el culo a ese gordo feo” y elogió las capacidades sexuales de una novia ante los oficiales.
La fiscalía quiere que Rousseau hable con un terapeuta y también lo envía a visitar el cuartel Dossin en Malinas. Pero para Abderrahim Lahlali, el abogado de los romaníes perseguidos, eso no es suficiente. Destaca que sus clientes también pueden imponer condiciones. Una de ellas será que Rousseau tendrá que realizar una visita guiada al campo de concentración de Auschwitz.
Lahlahi también dice que no es seguro que Rousseau ya no sea procesado. “Si el proceso de mediación no es satisfactorio para nosotros, todavía puede suceder”.