Lamentablemente, los días en que la comunidad internacional desempeñaba un papel en este conflicto han quedado atrás. Los estados que lanzaron iniciativas de paz en las últimas décadas ahora solo miran o miran hacia otro lado. Unas duras palabras de crítica a los planes de asentamiento de los EE.UU., la UE y las Naciones Unidas, algunos proyectos de investigación cancelados en los asentamientos. Eso es todo. Nadie tiene ni siquiera un plan para un plan, y mucho menos el más mínimo intento de una solución pacífica al conflicto.
Otro problema: la Autoridad Palestina en Ramallah hace tiempo que perdió el control de ciudades como Nablus o Jenin. Cada día más militantes le dan la espalda a Mahmoud Abbas y su régimen antidemocrático. En Cisjordania, Abbas ya está siendo apodado burlonamente como el «Alcalde de Ramallah». Un presidente aislado mantenido en el poder solo por Occidente e Israel. De alguna manera esto suena familiar: antes de ser derrocado, el presidente de Afganistán también fue apodado el «Alcalde de Kabul». El resto es historia.
Además, el archienemigo de Israel, Irán, está tratando cada vez más de afianzarse en Cisjordania. Esto sucede principalmente a través del apoyo específico del grupo terrorista aliado «Islamic Jihad». Pero hay informes de que Irán está buscando otros aliados y ofrece armas de manera ofensiva.