Condenan al expresidente de Honduras a 45 años de prisión por tráfico de cocaína


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El ex presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, fue condenado el miércoles a 45 años de prisión por facilitar el tránsito de cocaína a Estados Unidos, poniendo fin al rápido procesamiento de un ex aliado de Estados Unidos y enviando una advertencia a los líderes de toda la región.

Hernández, quien gobernó Honduras desde 2014 hasta 2022, fue condenado en marzo en un tribunal federal estadounidense en Manhattan por su papel en una conspiración armada para mover más de 400 toneladas de cocaína con destino a Estados Unidos a través del país centroamericano.

Los fiscales dijeron durante el juicio que les dijo a sus aliados que les metería drogas “en la nariz a los gringos”. Dijeron que a cambio de su asociación con el cartel de la droga de Sinaloa en México, recibió millones de dólares en sobornos que ayudaron a financiar sus ambiciones políticas.

Hernández, de 55 años, ha mantenido su inocencia y durante el juicio señaló como prueba las extradiciones que supervisó de narcotraficantes. El veterano político del conservador Partido Nacional también trabajó estrechamente con el gobierno de Estados Unidos durante sus dos mandatos.

Varios ex funcionarios latinoamericanos han sido procesados ​​en Estados Unidos en las últimas décadas por sus vínculos con el floreciente tráfico ilegal de drogas.

El caso contra Hernández fue inusualmente rápido: fue arrestado semanas después de dejar el cargo y sentenciado menos de dos años y medio después. Por el contrario, la sentencia para el ex ministro de seguridad de México, Genaro García Luna, condenado el año pasado por delitos de narcotráfico y acusado también de aceptar sobornos del cártel de Sinaloa, se ha retrasado hasta finales de este año, casi cuatro años después de su arresto en 2019.

Julio Raudales, vicerrector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, consideró significativa la condena de Hernández, que se produjo en el Día Internacional Contra el Abuso y el Tráfico de Drogas.

“Sin duda es una señal clara para el resto de los líderes y políticos de América Latina de que cualquier conspiración para enviar drogas a Estados Unidos o utilizar la política como una forma de ayudar a los narcos a hacer lo mismo será condenada”, dijo.

Hernández adoptó políticas duras contra el crimen y supervisó una disminución en las tasas de homicidio, algunas de las más altas del mundo. Sin embargo, las tasas de asesinatos siguen siendo elevadas y las pandillas continúan dirigiendo extensas redes de extorsión que amenazan a los ciudadanos.

Su sucesora, la presidenta de izquierda Xiomara Castro, ha recurrido cada vez más a políticas inspiradas en Nayib Bukele de El Salvador, quien ha encarcelado a alrededor del 2 por ciento de la población adulta del país, para tratar de contener la violencia. A principios de este mes, prometió construir una megaprisión con capacidad para 20.000 personas.



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