Un joven de 20 años de Groningen ha sido condenado a dos años de prisión por defraudar a diecisiete ancianos del norte de Holanda, de los que diez meses están suspendidos.
El hombre también era culpable de “fraude de la mesa de ayuda”, en el que se llamó a las personas y se las persuadió para que dieran sus datos bancarios. Después de eso, se retiraron miles de euros de las cuentas. El caso salió a la luz cuando el Groninger fue detenido en la puerta de un hombre de 83 años en Assen en octubre.
El cuidador olió peligro y ya había llamado a la policía. En el período comprendido entre finales de mayo y mediados de octubre, los estafadores robaron más de 75 000 euros a ancianos en Friesland, Groningen y Drenthe. Estos ancianos habían sido llamados por alguien que se hacía pasar por empleado de su banco. Este ’empleado’ dijo que alguien estaba liquidando la cuenta. Esto podría evitarse entregando la tarjeta bancaria y el PIN a una persona que luego se presentaría en la puerta.
La persona en la puerta cortó el pase y desapareció. Posteriormente, la tarjeta se volvió a pegar para fijarla. El hombre de Groningen dijo antes en la audiencia que estaba trabajando con otros dos, a quienes no quería traicionar. Su función era principalmente retirar dinero. El juez considera especialmente malo que los estafadores se dirigieran a personas mayores vulnerables y dependientes.
Groninger, de 20 años, ha sido condenado más a menudo por delitos similares. Su sentencia es menor a los treinta meses de prisión requeridos, de los cuales diez meses están suspendidos. Esto tiene que ver con la absolución de varios delitos penales que también le imputaban.
El juez acusó fuertemente al hombre de que todavía estaba en libertad condicional por una sentencia suspendida previamente impuesta. Ahora no se recupera de él, porque es más importante que el hombre sea acompañado y tratado lo más rápido posible. “Todavía es joven y todavía susceptible de intervención”, dijo el juez. El Groninger debe, entre otras cosas, seguir un entrenamiento de habilidades para personas con una discapacidad intelectual leve y vivir bajo supervisión tan pronto como sea liberado nuevamente.
El hombre tiene que pagar a sus víctimas casi 10.000 euros en concepto de daños y perjuicios y más de 24.000 euros al Estado, en concepto de dinero ganado ilegalmente.