Comunidades energéticas, riesgos de efecto superbonus. Revocación de incentivos en caso de mala gestión


Empresas y ciudadanos se interesan y se preparan para dar vida a Comunidades energéticas después de la publicación de reglas de funcionamiento por el gse, ocurrido en los últimos días. Habrá que esperar a que a principios de abril se abran los portales de presentación de solicitudes. Mientras tanto, la actividad continúa intensamente.

Pero, al mismo tiempo, crece la preocupación de los operadores del sector porque el lanzamiento de estas iniciativas virtuosas, para las que no existen requisitos particulares de acceso para quienes deberán gestionarlas, podría abrir el camino a situaciones de mala gestión, si no malas prácticas, que recrean una especie de efecto Superbonus, en el sentido negativo de la definición. La norma establece que para poner en marcha un Cer es suficiente una persona jurídica con un estatuto con requisitos mínimos: los socios y asociados pueden ser personas físicas, pymes, asociaciones, entes territoriales, entes del tercer sector, entes religiosos, etc. Por lo tanto, no se necesitan habilidades técnicas específicas.

Cualquiera puede gestionar el Cer, pero si consumo y producción no se equilibran se pierde el incentivo

Ahora, sin embargo, para acceder y mantener los incentivos que, en la fórmula general, se concretan en una tarifa incentivada en el pago de la electricidad vertida a la red, es necesario que el Cer garantice constantemente un equilibrio entre el autoabastecimiento producción y autoconsumo en el mismo, de forma que se minimice la cantidad de electricidad inyectada y retirada de la red. El objetivo del Cers, de hecho, además de impulsar la difusión de fuentes verdes, es contribuir a dar estabilidad a la red reduciendo el impacto de las fuentes renovables en la infraestructura de distribución. Sin embargo, puede ocurrir que, al recurrir a un community manager no cualificado, éste no consiga garantizar el control sobre el perfecto funcionamiento del balance de consumos. Mientras tanto, el Cer despega y comienza a beneficiarse de los incentivos de la tarifa de recompensa: el GSE, sin embargo, es responsable de realizar los controles y si se comprueba que el equilibrio no ha funcionado, puede revocar el incentivo. ¿Quién paga en ese momento y devuelve el incentivo? Si el Cer incluyera a personas sin propiedad (por ejemplo, inquilinos) y a alguien que, por ejemplo, tiene activos a su nombre, este último correría el riesgo de posibles ejecuciones hipotecarias en caso de no reembolsar los incentivos. En definitiva, no es un mecanismo que deba tomarse a la ligera.

El presidente del GSE: los riesgos de estafas y mala gestión son mínimos

Sin embargo, frente a estas preocupaciones, el GSE tranquiliza y minimiza estos riesgos. «El GSE se está preparando para ofrecer apoyo técnico a todos los interesados ​​– explica Paolo Arrigoni a Sole 24 Ore -. Creo que los riesgos de un efecto Superbonus, en su sentido negativo, son muy bajos, si no nulos. Se prevén dos medidas de incentivo. Uno que prevé un aporte de capital para la construcción de plantas en municipios menores de 5 mil habitantes y hasta un máximo del 40 por ciento; Esta medida también pretendía dar apoyo a las zonas internas que se están despoblando. La otra medida es el instrumento principal, que prevé la tarifa de prima de incentivo, cuya función es conducir a un nuevo comportamiento de los participantes en la comunidad de autoconsumo para maximizar la producción y el consumo contextual. Se trata de un mecanismo complejo que está suscitando en el país un considerable interés por parte de las empresas, de los ciudadanos y no sólo de los operadores, que tendrán un papel decisivo porque todavía se necesitan habilidades para poner en marcha estas configuraciones. Existe un interés considerable por parte de los organismos del tercer sector, incluso dentro de la CEI; este último ha abierto una oficina dedicada a Cers y ha iniciado una colaboración con el GSE. Estamos elaborando junto con ellos, así como con asociaciones como la Anci, un manual que ya está casi listo. También hay una colaboración continua con el Ministerio de Deporte y Salud para la creación de comunidades energéticas en los estadios de fútbol».

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Gse: los Cers son un vehículo para difundir la cultura de la sostenibilidad

Según el presidente del GSE, los Cers son la evolución 2.0 del autoconsumo individual y físico. «En los últimos años muchas familias y empresas han construido sistemas fotovoltaicos para reducir la retirada de energía de la red y el coste de sus facturas. Los Cers suponen una evolución: el autoconsumo virtual generalizado, porque para crearlos no se necesitan nuevas líneas eléctricas ni nuevos contadores, sino que basta con la infraestructura existente. Está claro que, dado que este instrumento es un motor de la transición, las plantas renovables deben ser nuevas. Precisamente por eso se previó la doble medida de apoyo», observa Arrigoni. Cabe señalar, sin embargo, que las reglas de operación han aclarado que las plantas construidas en el período de tiempo transcurrido entre la publicación de la norma de 2021 que amplió el tamaño de las comunidades (hasta 1 megavatio de potencia y para las plantas conectadas a la subestación primaria ) y la publicación del decreto ministerial de aplicación (enero de 2024), siempre que se pueda demostrar que fueron creados con el objetivo de crear un Cer. «El objetivo del decreto sobre Cers es crear una potencia de 5 gigavatios con sistemas predominantemente fotovoltaicos, pero se permiten todas las tecnologías renovables, como la minihidráulica, la pequeña energía eólica y la geotermia. El objetivo son 5 gigavatios frente a los 70 gigavatios que deberíamos alcanzar en 2030; Se trata de una proporción inferior al 10 por ciento del importe total, pero el valor intrínseco de estos mecanismos es que podrán difundir la cultura de la sostenibilidad para permitir alcanzar los objetivos macro de aquí a 2030″.



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