Combustibles, los empleados de las gasolineras confirman su no a la reforma y la hipótesis de un cierre patronal


La cumbre en el Ministerio de Empresa y Made in Italy no desbloqueó la reforma de la red de carburantes. En una nota conjunta muy dura, los sindicatos de gasolineras Faib Confesercenti, Fegica y Figisc/Anisa Confcommercio confirman el estado de agitación y la hipótesis de un lockout nacional para impugnar el contenido del proyecto de ley que se esperaba en el Consejo de Ministros la semana pasada, pero fue cancelado a última hora por la clara oposición de la categoría. «No nos quedaremos de brazos cruzados mientras las compañías petroleras intentan someter a toda una categoría de trabajadores al chantaje de contratos completamente precarios, tanto en términos regulatorios como económicos. Tampoco aceptaremos en modo alguno la práctica ahora consolidada de evitar la negociación colectiva impuesta por las leyes vigentes”: este es uno de los pasajes más claros.

La posición del ministerio.

Por su parte, el ministerio -en la mesa estuvieron presentes el ministro Adolfo Urso y el subsecretario Massimo Bitonci- anuncia que convocará a una nueva reunión más pequeña en las próximas 48 horas para abordar técnicamente todos los temas cubiertos por la reforma de la distribución de combustibles, con la objetivo de llegar a una conclusión en los próximos 10 días. En particular, en las próximas 48 horas, los sindicatos han insinuado que podrían presentar su propia contrapropuesta acordada con las asociaciones de las petroleras. En cualquier caso, entre las hipótesis de Mimit también está la eliminación de la parte más controvertida, la relativa a los contratos, que posiblemente se volvería a discutir en el Parlamento.

El nudo de los contratos

En particular, los sindicatos impugnan la norma sobre contratos que prevé una serie de condiciones mínimas en caso de confiar el servicio a terceros, con una duración no inferior a cinco años y con la posibilidad para las empresas -a través de sociedades gestoras- de – comunicar la rescisión con un preaviso mínimo de tres meses. Entre los puntos del proyecto de ley criticados está también el importe de la indemnización pagada a los responsables por la recuperación de las plantas (un máximo de 20.000 euros, considerado un “premio de consolación”). Los sindicatos piden una reforma que prevea “la cierre seguro de al menos 7 mil plantas objetivamente ineficientes y la imposición de criterios regulatorios más estrictos para los propietarios de las plantas existentes (no sólo las nuevas)”.

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