La obligación actual de examinar pollos y aves significa que los pollos criados en libertad de avicultores profesionales en realidad se convierten en pollos criados en libertad, explica Colruyt en un comunicado el lunes. Los huevos de estas gallinas ya no podrán venderse como huevos de gallinas camperas después de que las gallinas no puedan salir al aire libre durante dieciséis semanas. Se degradan a huevos de corral, lo que significa que los avicultores obtienen un precio más bajo por ellos, a pesar de que han realizado inversiones adicionales para construir un corral, se dice.
Por ello, Colruyt lanza ahora ‘solidaridades’, por las que los consumidores pagan el precio de los huevos de gallinas camperas. Por ejemplo, los avicultores afectados siguen recibiendo la compensación que recibían en circunstancias normales.
El Boerenbond ha respondido positivamente a la iniciativa. Colruyt “efectivamente paga el recargo por los huevos camperos que ya no pueden colocarse en la tienda como tales por superar la obligación de confinamiento de dieciséis semanas (…)”, por lo que “el avicultor sigue percibiendo el precio de huevos camperos”.