El gobierno izquierdista de Colombia ha señalado que podría dar marcha atrás en su promesa de detener nuevos proyectos de exploración de petróleo y gas, diciendo que primero examinaría los contratos existentes como parte de una revisión de su industria de combustibles fósiles.
Gustavo Petro, un ex guerrillero que asumió la presidencia en agosto, hizo la promesa durante su campaña electoral. Sin embargo, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, dijo en una entrevista que el gobierno analizaría los 180 contratos antes de decidir si cumple con el compromiso.
“Luego veremos si son necesarios nuevos contratos”, dijo. Cualquier transición energética que reduzca las exportaciones “tendría que ser gradual” y priorizar el autoabastecimiento de gas, agregó Ocampo.
El petróleo y el carbón juntos representan casi la mitad de los ingresos de exportación del país.
Desde que Petro llegó al poder, su gobierno ha enfrentado dificultades económicas, con el peso perdiendo un 20 por ciento de su valor frente al dólar, superando a la mayoría de las monedas de los mercados emergentes.
Las finanzas públicas en Colombia, la cuarta economía más grande de América Latina, se han mantenido estables en gran medida a pesar de décadas de insurgencias guerrilleras, pero el banco central ahora espera que el crecimiento del producto interno bruto se desacelere a 0,5 por ciento en 2023 desde un 7,9 por ciento pronosticado este año. Los inversores extranjeros vendieron cerca de 1.000 millones de dólares en deuda pública el mes pasado.
Pero Ocampo, un economista de carrera que se tomó un año sabático de la enseñanza en la Universidad de Columbia de Nueva York para servir en el gobierno de Petro, dijo que el pronóstico no era tan malo como parecía. Culpó de la caída de la inversión extranjera a las figuras de la oposición en la comunidad empresarial: “Generan pánico y luego son víctimas de ese mismo pánico”.
El ministro dijo que el gobierno apuntaba a reducir el déficit fiscal del país del 7,1 por ciento este año al 4,3 por ciento en 2023, financiado en parte por una reducción de los subsidios a los combustibles. Tales movimientos podrían ayudar a Colombia a recuperar su estatus de grado de inversión después de que S&P Global y Fitch le rebajaran a BB+ el año pasado.
Ocampo también trató de disipar los temores sobre una inminente crisis de balanza de pagos. Colombia tiene un déficit de cuenta corriente del 5,7 por ciento del PIB, y con un dólar fuerte y la incertidumbre en el sector energético de Colombia, los analistas han advertido sobre el impacto en el pago de la deuda y el ingreso de divisas.
“Este país tiene una larga tradición de servicio de sus deudas y eso continuará”, dijo Ocampo. “El próximo año estamos hablando de llevar el déficit de cuenta corriente al 4 por ciento [of GDP] o menos.”
Munir Jalil, economista jefe para la región andina de BTG Pactual, dijo: “El país debe mostrar responsabilidad fiscal para convencer a los participantes del mercado y a los inversionistas extranjeros de que compren activos colombianos”.
Petro ha instado a las naciones ricas a abandonar los combustibles fósiles. “Los gobiernos deben poner la política a cargo para crear un plan global para desconectar los hidrocarburos de inmediato”, dijo la semana pasada en la cumbre climática COP27 en Egipto.
El proyecto de ley de reforma fiscal de Petro, que se espera que se convierta en ley este mes, tiene como objetivo recaudar alrededor de $ 4 mil millones el próximo año, principalmente con impuestos sobre las industrias del petróleo y el carbón. Las reformas incluyen la cancelación de un estatuto que permitía a las empresas de petróleo y carbón deducir los pagos de regalías de sus facturas de impuestos, y un impuesto extraordinario sobre las ganancias.
Los líderes de la industria dicen que las medidas corren el riesgo de disuadir a los inversores y dejar la producción paralizada, mientras que los analistas argumentan que los mensajes mixtos de la administración sobre los combustibles fósiles han exacerbado la caída del peso.
Ocampo ha buscado moderar la postura del gobierno. Cuando Petro lanzó un impuesto a la fuga de capitales, Ocampo lo rechazó en las redes sociales. Los diarios colombianos se han referido a él como “el adulto de la habitación”.
“Ocampo es un par de manos seguras y uno de los ministros de Hacienda más poderosos en años”, dijo Jorge Restrepo, profesor de economía en la Universidad Javeriana de Bogotá. “Pero el no puede [maintain] el apoyo de todo el gabinete cuando en parte está integrado por gente que viene del activismo”.
Cuando se le preguntó cuánto tiempo planeaba permanecer en el cargo, Ocampo dijo: “Tengo una licencia de un año de servicio público de Columbia, que se puede extender por otro año. No descarto la posibilidad de quedarme, pero este trabajo es agotador y no soy joven”.