A la hora de determinar la clase de eficiencia energética de un edificio se utilizan dos tipos diferentes de certificados energéticos: el certificado de requisitos y el certificado de consumo. Ambos ofrecen enfoques diferentes para evaluar la calidad energética de un edificio, aunque difieren tanto en la base de datos como en su precisión.
1. Certificado de necesidad
El certificado de necesidad se basa en uno. Cálculo teórico de las necesidades energéticas del edificio.. Se examinan en detalle factores estructurales y técnicos como el aislamiento, la calidad del acristalamiento de las ventanas, el sistema de calefacción y otras propiedades energéticas de la propiedad. El certificado de requisitos se utiliza a menudo, especialmente en edificios nuevos o que han sido renovados en profundidad. Ofrece un análisis más preciso de las necesidades energéticas esperadas porque es independiente del comportamiento individual de calefacción o ventilación de los residentes. Este cálculo se realiza bajo condiciones marco estandarizadas, lo que lo convierte en un indicador más fiable de la calidad energética del edificio.
Otra ventaja del certificado de necesidades es que tiene en cuenta tanto las modernizaciones como las renovaciones estructurales. Por lo tanto, es especialmente adecuado para propiedades que se han mejorado posteriormente, ya que estas medidas se incluyen en la evaluación y permiten así una evaluación realista de las necesidades energéticas. Sin embargo, debido a su naturaleza detallada y al cálculo más intensivo, el certificado de requisitos suele ser más costoso que el certificado de consumo.
2. Certificado de consumo
El certificado de consumo, por el contrario, se basa en la Datos de consumo real de los últimos tres años.. Refleja el consumo energético real del edificio, lo que lo hace menos complejo y, por tanto, más rentable. Sin embargo, dado que el consumo de los residentes se tiene en cuenta en gran medida en el cálculo, esta información es menos significativa. Factores como el comportamiento de la calefacción y la ventilación o largos períodos de desocupación pueden influir en el consumo de energía real y, por tanto, dar lugar a una representación distorsionada de la eficiencia energética del edificio.
El certificado de consumo se utiliza principalmente para edificios existentes para los que se dispone de datos de consumo suficientes. Aunque es menos preciso, cumple con los requisitos legales y ofrece a los compradores o inquilinos una orientación inicial sobre el consumo energético de la propiedad. Cabe señalar que el certificado de consumo no refleja el estado del edificio con tanta precisión como el certificado de requisitos, ya que no tiene en cuenta reformas ni medidas estructurales.