Turquía no participa en las sanciones contra Rusia y los oligarcas rusos. Es por eso que esos multimillonarios estacionan sus amados superyates en puertos turcos. Ayer atracó también en Turquía el Flying Fox, un yate de 385 millones de euros propiedad de Dmitri Kamenschick. Esto es evidente a partir de los datos de Marine Traffic.
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