SYa estamos en el segundo mes de invierno primavera. Algunos dicen que el invierno nunca llegó y los que aseguran que en el norte hizo frío durante toda una semana, hasta el punto de subir el termostato de los radiadores, que sin embargo siempre permanecen encendidos, en parte por nostalgia y en parte para no molestar a los negacionistas del clima.
Cambiar de armario se convertirá en una costumbre de la abuela y quién sabe qué pasará con las novelas ambientadas en la nieve que describen escenas bajo cero en las que los dientes de los protagonistas castañetean y sus bigotes están cubiertos de hielo.
Las librerías tal vez inauguren nuevos estantes de ciencia ficción distópica para Las generaciones futuras que ya no verán paisajes cubiertos de nieve. si no en las reconstrucciones en vídeo de la inteligencia artificial.
Pero la helada también es un estado de ánimo, al menos para Thomas Bernhardescritor, dramaturgo y periodista austriaco, aunque en su testamento, dada la manifiesta hostilidad hacia su país, había pedido no volver a estar representado nunca más en Austria.
escarcha es el título de su primera novela de 1963, que Adelphi vuelve a las librerías italianas después de años de no estar disponible. Los biógrafos han escrito mucho sobre Bernhard y su carácter difícil, duro y solitario. pero precisamente un hombre tan pesimista y lleno de obsesiones, intolerancias y animosidades pudo, con una prosa fuera de los cánones, lograr penetrar el alma humana en sus pliegues más oscuros.
Y escarchaaunque es una novela que acaba de cumplir sesenta años, consigue ser dramáticamente actual y capturar el espíritu de nuestra contemporaneidad.
Es la historia del pintor. Strauch, un hombre difícil que, tras quemar todos sus cuadros, se retiró a vivir en Weng, un pueblo gélido e inhóspito aislado en las montañas. A él se une, de incógnito, un joven médico que tiene la tarea de comprender el estado de salud de su hermano.
Las ideas apocalípticas del artista y su trágica visión del mundo capturará al joven invitado, brindando a los lectores una visión dramática de un mundo en el que la insensatez de los hombres, el odio, la violencia y el horror de la guerra han exterminado toda esperanza.
La naturaleza es madrastra y su grito de dolor parece un cuadro de Munch. Un libro quizás no apto para quienes buscan una lectura escapista pero eso no quiere decir que afrontar la descripción más oscura de la humanidad no nos ayude a reactivar nuestros mejores sentimientos por reacción.
Todos los artículos de Serena Dandini.
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