Es el hombre de portada de los bianconeri ya en Continassa, donde lleva semanas trabajando para recuperarse de la lesión de rodilla: los tiempos de rodaje tras una eliminatoria tan importante exigen una mayor profundidad en ataque. Con las variables del módulo y la posición en el campo
Federico Chiesa fue quizás el hombre de portada entre los presentes desde el día 1 de la reanudación de los trabajos para la previa de la Juventus. Efectivamente, ya desde el día cero, dado que desde hace semanas la azulgrana corre en Continassa con el objetivo de volver lo antes posible tras la lesión en el cruzado anterior de la rodilla izquierda sufrida en Roma el pasado mes de enero y la posterior cirugía de reconstrucción de ligamentos. Recién salido de su camiseta número 7 y una adquisición definitiva de la Fiorentina, Chiesa corre y corre para volver.
SIETE MESES
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Los tiempos de recuperación, en primer lugar. Habían sido cuantificados inmediatamente en siete meses. Partir de la intervención significa llegar a finales de agosto-principios de septiembre, aunque evidentemente la calidad de la recuperación no puede permitirse el lujo de ceder a las prisas por volver: “Empecé a correr y a hacer los primeros cambios de dirección, espero principios de septiembre para estar listos pero a ver si podemos acortar un poco los tiempos. Hay que estar seguro de no tener recaídas”, decía hace un mes el ex viola.
QUE SALTA
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El calendario choca con el extraño calendario de una temporada que comienza un poco antes de lo habitual y luego se detiene para la Copa del Mundo durante casi dos meses, desde mediados de noviembre hasta principios de enero. ¿Cuántos partidos se arriesga la Juve a encontrarse todavía sin la Iglesia? Antes del parón de septiembre se jugarán siete partidos ligueros, y en todo caso cuatro (Sassuolo, Sampdoria, Roma, Spezia) antes de que finalice agosto: la respuesta está en este rango.
SIN ÉL
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Es realismo el que dice que de una lesión de este tipo, así como de una ausencia de esta duración, no se vuelve de la noche a la mañana como si nada: es inevitable que las primeras semanas, y tal vez meses, deban ir corriendo. . . La prioridad de la Juve es intentar contar con Federico Chiesa en su lugar, totalmente recuperado, tras el paréntesis de Qatar 2022 que le permitirá seguir trabajando provechosamente su condición física. Pero cuando la Serie A se reanude en enero ya se han disputado 15 partidos, prácticamente la mitad del campeonato en los que hay que tener en cuenta que es comprensible que el ex viola aún no esté a pleno rendimiento. Con lo que sigue en la construcción del equipo.
LA CONSTRUCCIÓN
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También por ello, el mercado de fichajes de la Juventus que tenía por delante no acabó con la llegada, también central en la construcción del equipo, de Ángel Di María. La pregunta aún habría surgido a nivel cuantitativo, pero ciertamente los tiempos de la Iglesia exigen que del mercado lleguen dos forasteros de alto nivel: uno es el argentino, el otro tendrá que servir esperando a la Iglesia y luego como alternativa Por eso un zurdo como Kostic tiene plena ciudadanía en el cuaderno para completar la rotación de los forasteros atacantes. Pero en estas horas se sabe que el camino principal lleva a Nicolò Zaniolo, aunque está por ver hasta qué punto Allegri lo ve desde fuera del tridente y cuánto podría gastarlo en otra parte.
EL PAPEL
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La cuestión del papel también preocupa de cerca a Federico Chiesa. Contar con él significa que definitivamente estás cubierto por la derecha, dictando la dirección de tener que buscar a alguien por la izquierda. Pero la llegada de Di María, que es una posibilidad de usar la Iglesia por la izquierda, donde ya más de una vez ha demostrado ser incisivo hasta con el pie invertido, o quizás precisamente por eso. Y finalmente queda la predilección expresada por Allegri, desde su llegada a la Juve, por utilizar a Chiesa como delantero puro y no externo, lo que abre a su uso en apoyo de Vlahovic y por tanto a la elección del 3-5-2 como variante. de 4- 3-3. La iglesia es buena en todas partes.
6 julio – 17:53
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