charla de tren

Un joven aterrorizó nuestro compartimiento de tren hablando por teléfono con un amigo con voz estentórea. No pude verlo, sonaba como si fuera un estudiante. Todo lo que experimentó fue miseria. Todos estaban en su contra. Por ejemplo, recientemente lo habían admitido en una nueva habitación. Según él, encajaba perfectamente en esa casa, pero aun así no era él sino un tal Pieter. “¿Entiendes eso ahora?” Gritó en su teléfono celular.

Luego, como un solo hombre, unas ocho voces en todo el compartimento gritaron: “¡Bueno, lo hacemos!”

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