Inquietudes, talento y excesos, hasta su muerte en el hospital: así era el uruguayo que murió a los 49 años, el talento que odiaba las reglas
Bebió hasta el borde, comió para atiborrarse. No hay cura para la bulimia de la vida. No hay redención, solo espera un día que marcará el final silenciando la lucha de vivir. El campeón que se perdió en el camino del vicio, por pereza y motivos fútiles. Fabian O’Neill siempre quiso una vida imprudente, la quería llena de problemas. Las crónicas navideñas lo consignan a la memoria de los entusiastas, dando cuenta de una despedida en un hospital: cuidados intensivos, la lista de problemas, enfermedades y dolores y molestias que lo habían acompañado durante años era demasiado larga. Anarquista en el campo, rebelde fuera. Y sin embargo: qué pies de hada, qué talento derrochado en el altar del desorden, qué poesía cuando acariciaba la pelota con el pie.