Caso Nori, por qué Bicocca se equivocó: Dostoievski es nuestro mayor aliado contra Putin

No hay guerra sin víctimas inocentes. La bárbara invasión de Ucrania ordenada por Putin no es una excepción: mueren civiles desde Kiev hasta Kharkiv y aquí con nosotros puede suceder incluso que muera el sentido común. Y que Fyodor Dostoevsky, quizás el mayor novelista de la historia de la literatura universal, se encuentra en la lista de forajidos con el único defecto de ser ruso. Empeorado por el hecho de que murió hace 141 años y por lo tanto no puede distanciarse del gobierno de Moscú. Ocurrió en Milán donde Paolo Nori, escritor y rusólogo encargado por la Universidad Bicocca de impartir cuatro conferencias sobre el autor de Humillado y ofendidose entregó un correo electrónico surrealista desde la universidad.

Dostoievski «humillado y ofendido»

Estaba escrito: «Estimado profesor, el Vicerrectorado de Didáctica le comunica la decisión tomada con el rector de posponer el viaje sobre Dostoievski. El objetivo es evitar cualquier forma de polémica, sobre todo interna, en este momento de gran tensión». Luego de que Nori contara la historia en un vivo de Instagram, despertando la indignación de intelectuales y entusiastas, la directora Giovanna Iannantuoni dio la vuelta y habló de «un malentendido en un momento de gran tensión». En definitiva, tendrán lugar las cuatro lecciones milanesas de Nori sobre Dostoievski, pero esta historia llena de paradojas nos invita a reflexionar sobre dos o tres cosas. Todo concerniente al momento tan particular que estamos viviendo.

Ay de confundir gobiernos y pueblos

Para empezar, es encomiable y sin precedentes la compacidad que están mostrando las democracias occidentales frente al régimen de Putin, la legítima y apreciable decisión de pedir a todos los líderes de opinión rusos que se distancien de los acontecimientos ucranianos pero ¡ay de confundir a gobiernos y pueblos! Sobre todo porque el pueblo ruso podría desempeñar un papel importante en esta guerra. De hecho, es difícil pensar que el Ejército Rojo podría enfrentarse a una derrota en el campo de Kiev. La única esperanza es que en Moscú -donde manifestarse contra el orden establecido es sumamente peligroso- aumente el frente de disidencia.

La censura no puede ser la respuesta

La censura es una herramienta de los regímenes autocráticos que suena muy mal donde hay democracia. No es con clausura que, por estos lares, estamos acostumbrados a ganar guerras. Nadie en Occidente ha soñado jamás con prohibir el cine de Ėjzenštejn durante la Guerra Fría, al igual que yo sigo siendo libre de salir de casa para comprar una copia de MI lucha con todos los absurdos que contiene. Leer para saber, saber para comprender: esto sólo puede ser el espíritu. Incluso cuando, habiendo comprendido, no puedes evitar condenar.

No hay nada que censurar en Dostoievski

Si entramos entonces en el fondo, no hay una sola línea de Dostoievski que pueda crear vergüenzas o malentendidos con la guerra de Ucrania de fondo. Al contrario: se puede decir que, junto a ese incurable pacifista Tolstoi, es nuestro mayor aliado contra todo lo que representa Putin. Tenemos serias dudas de que el presidente ruso haya leído ambos. Por otro lado, Dostoievski, quien enIdiota le pidió a Dios por el hecho de que los niños se están muriendo, no dudaría en ser encarcelado una vez más en la Fortaleza de Pedro y Pablo para pedirle cuentas al último Zar por todos estos estragos.



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