Cashback, deducciones directas en la cuenta pero solo después de la reorganización de gastos y descuentos fiscales


En el texto reformulado de la delegación fiscal que recogía las reformas que se esperaba votar a partir del 14 de junio en la Comisión de Hacienda de la Cámara, también encuentra espacio la idea de cashback fiscal: pero con una serie de condicionantes no baladíes para su implementación.

Lo que prevé el último texto

El llamado cashback fiscal es en la práctica la posible transformación de una serie de deducciones en devoluciones directas en las cuentas corrientes del contribuyente, quien de esta forma obtendría la bonificación de forma inmediata sin tener que esperar a la declaración del año siguiente. La idea, caballo de batalla del Cinco Estrellas, se concreta en el artículo 2, letra c-bis del último texto, que prevé la «transformación progresiva» de algunas deducciones en «reintegros pagados directamente a través de plataformas telemáticas generalizadas». Para embarcarse en esta vía rápida, la devolución de impuestos debe relacionarse con «compras rastreables de bienes y servicios específicos». La delegación dice más, y explica que este mecanismo debería dar «prioridad a los gastos de carácter socio-sanitario», como pide en particular Leu.

Están en juego los cargos deducibles del 19%

En juego estarían, por tanto, los clásicos cobros deducibles del 19% con los que la Hacienda Pública ofrece una protección parcial a los costes de los exámenes médicos o la compra de medicamentos, en un panorama que podría, no obstante, incluir también las matrículas universitarias o de bachillerato artístico y formación musical, primas de seguros o donaciones, también bonificados al 19 por ciento. En conjunto, estos artículos acumulan 5.260 millones de descuentos que en 2020, último año con datos disponibles, fueron utilizados por 21,1 millones de italianos a una media de 250 euros cada uno.

Gran audiencia

El público de interesados ​​es por tanto enorme, un contribuyente de cada dos. Pero esta evolución de las autoridades tributarias parece todo menos obvia. Y la propia delegación explica por qué.

El cambio de piel de las deducciones, que exigirá además un importante esfuerzo organizativo por parte de la administración financiera, debe producirse «sin cargas adicionales para las finanzas públicas». Y no es tan simple. Pero el principal obstáculo es otro.



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