C.Soy médico, mi nombre es Agnes y tengo 51 años. tengo dos hijos adolescentes, un varón de 18 y una niña de 16. Les escribo sobre algo que pienso, sin saber cómo darme una respuesta desde hace meses: autofoto. Lo sé, el argumento parece frívolo pero en mi opinión no lo es del todo. ¿Por qué la gente, hombres y mujeres de mi edad se toman selfies? También tengo redes sociales y también paso ratos agradables mirando las fotos de mucha gente. Algunas las encuentro sumamente interesantes. Los paisajes, los libros, las páginas subrayadas, los cuadros, pero también los rostros de quienes muestran cierto tipo de maquillaje o una cicatriz, un lunar o, ¿por qué? No, una oreja o un peinado. Selfies los que tienen los mosaicos detrás ¿por qué? Como os podéis imaginar, la pregunta ha surgido en el último periodo porque empiezo a verla aparecer. en las redes sociales las primeras selfies de mi hija que leí como la necesidad de recibir un aplauso de sus compañeros, que te digan lo bonita que te ves y lo bien que te queda ese corte de pelo. A los dieciséis, en mi opinión encaja, me parece normal pero después? Gracias, si tienes tiempo para responderme.
PARA.
La respuesta de Marinella Cozzolino
Querida Agnes, a mi también me gustas y como a muchos me he preguntado por los selfies de los demás. Pero hago una premisa y te respondo como me he respondido a mí mismo. soy antiguo La forma de concebir las fotos y compartir algunos momentos ha cambiado y sigo firme en la idea de la cámara que llevas contigo cuando tienes algo especialmente bonito que fotografiar: cuando te vas de vacaciones, por ejemplo, o si son un cumpleaños o un evento en particular. Una forma, la más sencilla e inmediata, de bloquear recuerdos en una imagen. Por eso me costó mucho entender las razones que empujaban y empujan a tanta gente a fotografiarse y a hacer públicas y compartidas estas tomas que, como mucho, deberían quedar muy privadas.
Durante mucho tiempo lo he considerado una cosa muy ridícula y muy infantil.
Traté de darme explicaciones y motivaciones, mientras, mientras tanto, eso del selfie, se convirtió en un hábito muy compartido si no en una verdadera manía. Me entretuve con la psicología y los estudios sobre el narcisismo y la autoestima sin encontrar nunca una respuesta completa y satisfactoria para todas mis dudas.
Eventualmente, como sucede a menudo, la electrocución llega inesperadamente. La respuesta es la más sencilla de todas, sin necesidad de molestar a grandes teorías: VANIDAD.
Vanidad y placer del placer. Para ser aprobado. Exactamente la misma explicación que le das a los selfies de tu hija. En esto, las redes sociales ayudan y nutren, normalizan y banalizan, son el reino del “so fan all”.
Narcisismo y selfies, una necesidad
La vanidad no es un pecado, es una necesidad. Cómo comer y beber. La Marinella Cozzolino la tenemos todos, hasta los que no se hacen selfies. Cada uno, a su manera y con los medios a su alcance, trata de satisfacer su necesidad de aprobación. Y no es un hecho físico. Muchas fotos no retratan a personas hermosas, pero que se gustan y quieren compartir este placer.
Muchos han perdido el miedo a exponerse con solo mirar las selfies de los demás. No cabe duda de que se trata de una auténtica revolución social: no solo hermosa y hermosa en la portada, sino que todos pueden tener su dosis diaria de elogios y aplausos. Hace años, a muchas personas les habría resultado difícil admitir que les encanta complacer.
Selfie: ¿Qué hay de malo en querer complacer?
Hoy, la cirugía estética y los propios selfies nos dicen que ese es un problema que ya nadie tiene. Y lo hacen bien. No hay nada de malo en querer gustar, en querer ser admirado. Y la vanidad no es un pecado sino una forma de experimentar el placer. Es una conciencia. Pero también un acto de humildad. Una admisión.
Dimmy, el psicólogo los 7 días de la semana
De una idea de la Doctora Marinella Cozzolino, Psicóloga, Sexóloga Clínica y presidente deAsociación Italiana de Sexología Clínicaha nacido Dimmy, la psicóloga los 7 días de la semana de 8 a 24. «El objetivo es acercar la psicología al mayor número de personas posible. Con Dimmy el psicólogo está en línea.
Esto significa que incluso aquellos que trabajan en turnos complicados o que viajan mucho por trabajo, aquellos que viven en centros pequeños donde no hay un psicólogo cerca, aquellos con dificultades de movimiento físico pueden tener la oportunidad de someterse a terapia. Cada uno puede elegir el lugar, el día y la hora que prefiera para hablar con su profesional”, apunta la experta. Todo a un costo accesible.
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