La economía alemana está presionando al canciller Olaf Scholz para que no acepte la ley de cadena de suministro planeada por la UE.
En una carta dirigida al político del SPD, a la que tuvo acceso la Agencia de Prensa Alemana, advirtieron el jueves que las empresas podrían retirarse de Europa y que podrían enfrentarse a demandas infundadas y ser sancionadas con sanciones excesivas. “La directiva prevista enfrentará a las empresas con una considerable inseguridad jurídica, burocracia y riesgos incalculables”, afirma. El gobierno federal no debería aceptar el proyecto.
La carta fue firmada por los presidentes de la Federación de Industrias Alemanas (BDI), la Confederación de Asociaciones Patronales Alemanas (BDA), la Cámara de Comercio e Industria Alemana (DIHK) y la Asociación Central de Artesanos Alemanes (ZDH).
La Ley de Cadena de Suministro de la UE tiene como objetivo responsabilizar a las grandes empresas si se benefician del trabajo infantil o forzado fuera de la UE. Las empresas más grandes también deben crear un plan para garantizar que su modelo de negocio y su estrategia sean compatibles con el cumplimiento de los objetivos climáticos de París para limitar el calentamiento global.
Los negociadores del Parlamento Europeo y los estados de la UE acordaron un compromiso sobre el proyecto a mediados de diciembre. Pero todavía sólo hay un acuerdo político. Los funcionarios están actualmente redactando un texto legal preciso que podría estar finalizado en las próximas semanas.
En Alemania ya existe una ley sobre la cadena de suministro, pero la versión de la UE va más allá de los requisitos de la ley alemana. Esto se aplica a empresas con más de 1000 empleados. Es probable que este límite se reduzca con la versión de la UE. También está previsto que las empresas puedan ser consideradas responsables en virtud del derecho civil y, por ejemplo, presentar reclamaciones por daños y perjuicios. Hasta ahora, esto está excluido por la ley alemana sobre cadenas de suministro.
Según el gobierno federal, casi 80 millones de niños en todo el mundo trabajan en condiciones de explotación en fábricas textiles, canteras o plantaciones de café, “también para nuestros productos”, según el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo. Según la organización humanitaria Terre des Hommes, muchos productos pueden verse afectados por el trabajo infantil. Entre ellos se incluyen flores, ropa, ordenadores, tabaco, fuegos artificiales, balones de fútbol, cosméticos o alimentos (dpa).