Campeones, pobres pero bonitos: nuestro lado del cuadro vale 2.400 millones, el de los grandes 10,6…

Los valores corporativos marcan la enorme diferencia entre los clubes italianos y Benfica por un lado, Real, Bayern, City y Chelsea por el otro: serán dos torneos en uno

Las bolas del sorteo jugaron una buena broma. Por un lado los grandes favoritos, por otro las sorpresas. Por un lado la élite del fútbol europeo, por otro los outsiders (aunque las marcas del Inter y el Milan siguen teniendo su encanto en el mundo). El caso es que se ha creado una evidente desproporción económica: de ahora en adelante, hasta la final, es como si se jugaran dos Champions League.

En un lado del tablero, con Real Madrid, Bayern, Manchester City y Chelsea, están en el campo 10.600 millones de euros. Por otro, con Inter, Milán, Nápoles y Benfica, «sólo» 2,4. Una enormidad, si te fijas en el llamado «enterprise value», el valor de la empresa calculado a través de una serie de algoritmos de Football Benchmark (los datos hacen referencia a la última investigación, publicada en 2022). Pero cualquier indicador económico ofrecería una imagen de una competencia dividida en dos.

Potencia de fuego

Tomemos los salarios, basados ​​en los balances del club de la última temporada. Los favoritos de la Champions suman una «potencia de fuego» de 1.600 millones, es decir, mil millones más que los otros cuatro. Estos son los efectos de la polarización del fútbol europeo, alimentada en las últimas décadas por una serie de factores dentro y fuera del sector. No hay duda de que la globalización ha hecho su parte: solo unas pocas marcas han sido capaces de explotar la popularidad del fútbol y el crecimiento de su negocio a nivel internacional. Pero también es cierto que el juego limpio de la UEFA y el mecanismo para acceder a los recursos de la Champions League han ampliado la brecha. Este sorteo es una especie de némesis de los desequilibrios económicos del movimiento, con una advertencia para los soñadores: el actual sistema enyesado siempre hace posibles los milagros deportivos, pero minimiza las posibilidades de que un club mediano-pequeño o mediano-grande pueda escalar estructuralmente una categoría, en términos industriales. Por otro lado, basta con ver las dimensiones que han alcanzado las empresas de fútbol de referencia.

El Real Madrid ha superado los 3.000 millones de valoración del Football Benchmark (3.184 millones la última estimación), mientras que los compañeros de mesa están muy por encima de los 2.000 millones: Chelsea 2.179 millones, City 2.483, Bayern 2.749. El valor empresarial, para que quede claro , se calcula en este caso utilizando el modelo de múltiplos de facturación y corrigiendo el multiplicador a través de cinco parámetros: rentabilidad, popularidad, potencial deportivo, gestión de derechos televisivos y eventuales estadios en propiedad. Ojo, son valoraciones teóricas. El precio de mercado es otra cosa: el Chelsea, por ejemplo, fue comprado el año pasado por los estadounidenses por 2.900 millones (más el compromiso de invertir otros 2,1). Los italianos van claramente por detrás: el año pasado Inter valía 996 millones según Football Benchmark, Milan 578, Napoli 483 (rossoneri y azzurri están creciendo claramente este año). La valoración del Benfica es aún más baja: 326 millones. La brecha se refleja claramente en la cuenta de resultados, tanto en ingresos como en costes. Echa un vistazo a los gastos de personal 2021-22 de los ocho: Real Madrid 519 millones, Manchester City 418, Bayern 349, Chelsea 349 (2020-21), Inter 248, Milan 170, Napoli 130, Benfica 113. Entre nuestros, los datos de Milán y Nápoles son especialmente llamativos, capaces de sacarle el máximo partido con una masa salarial muy limitada. Este año, pues, De Laurentiis ha recortado aún más su sueldo: por segunda temporada consecutiva, tras el Milan, el Scudetto lo ganará el equipo que ni siquiera está en el podio de las compras de la plantilla. David venciendo a Goliat.



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